Dicen que nació una noche de luna llena entre los cantos de los urogallos y las miradas furtivas de los duendes. Siempre llevaba consigo un sombrero de nubes y un séquito de mariposas de terciopelo. Era distinta a las demás por eso el abuelo tuvo miedo e intentó sujetarla a su lado pero solo consiguió perderla. Una mañana de abril descolgó sus sueños de las perchas, los dobló cuidadosamente para que entraran todos en las maletas y se fue. Crecí sin saber que existía hasta que la hierba empezó a asomar entre las baldosas del salón cada vez que yo las pisaba y una corte de mariposas rojas empezó a seguirme a todas partes. Las miradas preocupadas que se lanzaban mamá y el abuelo me desvelaron el secreto: mi abuela era un hada y temían que yo también pudiera serlo, les tranquilizaba que mis orejas no fueran puntiagudas como las de ella, aunque no sé cómo todavía no se han dado cuenta de ese par de alas que me salen en las noches cargadas de estrellas.
(Este microrrelato participó sin éxito en el concurso de minificciones a partir de una imagen organizado por Triple C en el mes de Octubre)
15 comentarios:
Esperanza, es un gran cuento de generaciones con muchas similitudes. Creo que no es la primera vez que aparecen en tus micros esta abuela y esta nieta. Las dos siempre te dan mucho juego.
Me gustó mucho.
Un abrazo Escritora y a seguir así.
La verdad es que es un cuento muy lindo, muy mágico y tierno.
Enhorabuena.
Un saludo indio
Me ha gustado quizás por lo que tiene de sabor de cuento de los de antes, lleno de magia y de hechos maravillosos que aceptamos como reales.
Besitos
Esperanza, me alegro de haberte conocido en la presentación del libro de Elena Casero. Creo que no había leído nada tuyo, pero se arregla poco a poco.
Este primer relato que te leo me parece tierno, llevas al lector desde les "engaño" a la luz sin sobresaltos. Si he tenido problemas con el cambio de narrador de tercera a primera. Venga, no seguimos leyendo.
Pues es una historia hermosísima, Esperanza. A mí también me ha sorprendido el cambio de narrador pero sólo un instante, en seguida cobra sentido.
Muchos besos
Podrían irse a vivir al bosque, así no habría riesgo de perderla.
Es un cuento precioso, que me recuerda mucho al realismo mágico. Las historias de generaciones me gustan mucho. Es una historia para continuar, esa abuela y esa nieta con alas darían mucho juego. Un beso.
Si es no hay ciego como el que no quiere ver ni hada que no se vaya un buen día.
Blogsaludos
NICOLAS pues si te soy sincera no caigo que haya escrito sobre la abuela y la nieta, pero igual tienes razón y es que me repito, ja,ja,ja.
Un abrazo Escritor, aprecio mucho tus comentarios.
NO COMMENTS su opinión me halaga, caballero. Muchas gracias.
Un abrazo,
Esperanza, igual soy yo el que se equivoca, me dejas con la duda. Lo que si estoy seguro, que no te repites.
Un abrazo Escritora.
ELYSA que sería de nuestras vidas sin esa pizquita de magia que la adereza.
Besitos,
XIMENS lo mismo digo, fue un placer conocerte el Viernes. La verdad es que no era mi intención que aparecieran dos narradores, de hecho narra siempre la nieta o por lo menos eso es lo que he intentado, veo que no lo he conseguido, lo tendré en cuenta.
Bienvenido a mi casa, vuelve cuando quieras.
Un abrazo,
ROCIO para hermosísimas y tiernas tus historias, veo que tu también dudaste como Ximens, tendré que revisarlo.
Un beso,
ADRIAN es una posibilidad, pero sino me hubiera quedado con el hada y sin la historia, ja,ja.
Un abrazo,
MAR pues no te diría yo que no, me has dado una idea, a lo mejor continúo la historia.
Un abrazo,
ADIVIN muy ingenioso tu comentario, si señor.
Un abrazo,
Qué hermosos frutos ofrece tu bosque en Otoño y qué suerte poderlos degustar. ¡¡Apetitoso y esponjoso microrrelato!!
Esperanza, gracias por compartir.
PETRI gracias a ti por sentir mi bosque tanto como yo.
Un abrazo de hada.
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