MI PASO POR LAS MICROJUSTAS LITERARIAS


Es todo un honor haber llegado a la Final del VIII Concurso de las MICROJUSTAS LITERARIAS. He disfrutado como una niña poniendo a mi hada asturiana al servicio de las letras. Me he divertido tanto que no consentí que me echaran hasta el final. En el último momento un bote lleno de ojos y pletórico de inspiración me ganó por un voto.
 ¡Cachis la pena! no pudo ser pero que me quiten lo bailao.
Os dejo los relatos con los que he participado en las distintas fases, máximo 50 palabras incluido el título:
Ronda Preliminar: Desafíos
Arrivederci amore
Oigo sus tacones acercarse, enciende la luz y me toma en su regazo.  Lo último que recuerdo es que alguien abre la tapa y  ella me vuelca en el váter  mientras un remolino de agua envía mis cenizas a las cloacas de la ciudad. 
Fuga en re menor
La celda  estaba repleta de historias que flotaban en el aire y que  él hilvanaba con palabras a un pergamino. La noche que la puerta se abrió, sus relatos  se fugaron  hacia  la oscuridad y su pluma se secó con la suave brisa de la libertad.

1ª ronda: Enemigos: Capitán Alatriste versus Gualterio Malatesta
Sicario infame
- ¿Quién va? – grita bajo la luna.
Una  sombra embozada avanza sigilosamente hacia él  bajo un sombrero de ala ancha y triste. Desenvaina su espada pero tan solo encuentra un gato en el callejón. A lo lejos su miedo le canta:
 -Qué mala cabeza, gualtrapa, qué mala-
  
2ª ronda: Microarmería: escribir sobre una rodaja de sandía.
El pintor
Extasiado ante el lienzo, mordió su sonrisa, se perdió en la frescura de su carne y poseyó hasta la última gota de su sangre en aquella tórrida noche de verano. Los pinceles hicieron el resto. La modelo se buscó pero solo encontró una rodaja de sandía.

3ª ronda: La Galería. Relato sobre esta imágen.


Fetichismo
La  luna asiste cada noche al festín de sus besos de alambre y caramelo. Agitan la valla del campo de refugiados al ritmo de sus cuerpos delirantes. Se despiden con el toque de queda, él se pierde en la oscuridad palpando en su bolsillo las llaves de la verja.

Semifinal: Construyen un colegio sobre un cementerio
Requiescat in pace
Éramos amigos, él resolvía mis problemas de matemáticas y yo guardaba en secreto su presencia. Todo fue bien hasta la visita del dueño del colegio. Aquella tarde enloqueció, me llevó hasta la pizarra y con mi mano escribió:"¡ESPECULADOR!"
Fui expulsado, eso sí,  entre ovaciones y aplausos espectrales.

FINAL: 3 relatos sobre un personaje mitológico: una náyade, un relato sobre su nacimiento, otro sobre un hecho significativo de su vida y por último el relato de su muerte.
Reacción en cadena
Me relajaba contemplar  la cascada de agua del vestíbulo, hasta que un día se desbordó. Su fuerza  alumbró  una criatura, con ojos de mar y llanto de ninfa, que fue a parar a mis brazos en el momento en que asomaba mi jefe y volaba mi ascenso.

No te atrevas a mirarla
El telediario se hace eco del extraño suceso: aparece otro hombre sin ojos y enloquecido por la riada. Ya van nueve desde que empezaron las lluvias.
Ella, feliz con las tormentas, se baña cada noche desnuda en el río embravecido.

El Valle de las Ballenas
Ella consultó en internet y solo vio desierto, pero el biólogo marino la convenció con oasis ignotos y promesas de amor.  
Se secó entre fósiles, arena y polvo. Él, cansado de cetáceos  buscaba los huesos de una náyade. La ninfa, victoriosa, murió siendo charco.

HACE VEINTICINCO AÑOS QUE TENGO VEINTICINCO AÑOS




Abrí los ojos. Una mujer con pijama verde  entró en la habitación y dejó caer la bandeja que llevaba en la mano. Al instante volvió acompañada de tres hombres con bata blanca que me exploraban con mucha curiosidad. Empecé a recordar... la calle... el semáforo... el autobús que me viene encima...  Al rato apareció Tomás, casi no le reconocí, tenía el pelo cano y la sonrisa llena de arrugas, ¡cómo ha podido hacerse viejo en tan poco tiempo!

Ayer volvió con dos mujeres jóvenes, dice que son las niñas, pero no le creo, Clara está aprendiendo a leer  y Nuria aún lleva pañales. Sospecho que me quieren volver loca y simulan hablar por teléfono con unos aparatitos pequeños y planos que suenan y se encienden, piensan que no me he dado cuenta de que son de mentira, ¡si no tienen cable!

Hoy han vuelto las jóvenes llamándome mamá y contándome patrañas: que si tiraron el muro de Berlín; que si hay un negro en la Casa Blanca; que si llevo veinticinco años dormida... 

Cuando despierte de esta pesadilla, correré a abrazar a mis niñas y nos iremos juntas a jugar al parque.

(Este relato es mi aportación al Concurso de ENTC que en el mes de Enero tiene como fuente de inspiración el inicio de  famoso micro de Monterrosso: "Cuando despertó..."       

Llora, Payaso, llora



Todo en él daba risa, hasta sus zapatos sucios, aunque  no formaran parte del espectáculo. Dejó de limpiarlos cuando las comisuras de sus labios se empeñaron en tocar el suelo y doblaron tanto su risa que la tornaron en llanto. Se echaba a llorar en cuanto salía a la pista contando entre sollozos entrecortados las penas que le rascaban el alma. El público le contestaba con huecas carcajadas y él lloraba cada vez más hondo. Su corazón se desplomó un domingo de Enero en plena función, fue su minuto de gloria, la carpa se deshacía en aplausos. Entre el domador de leones y la mujer barbuda le arrastraron fuera y le tiraron sobre un montón de estiércol. Su nariz roja huyó rodando camino abajo y todavía hoy sigue buscando una sonrisa que decorar.

Adiós 2012


pasotraspaso

Le abro la puerta para que salga mientras  le despido con una ligera inclinación de cabeza, no hay afecto solo respeto. No le puedo querer, no me trató bien, me ha asaltado en cada esquina zarandeándome y  poniendo a prueba mi equilibrio. Antes de que se vaya, le hago ver que sigo en pie.
Se pasó por cada uno de mis vasos echando la última gota y cruzó por mi casa como el elefante por la cacharrería. Todavía estoy recogiendo lo que se cayó, tirando lo que se rompió y buscando lo que se perdió.
El abuelo Marcos estaba en lo cierto cuando decía que no hay un bisiesto bueno.
Me asomo para  verle la pinta al 2013, es pronto para adivinar sus intenciones, pero nadie me puede quitar la esperanza de que traiga suerte, salud y prosperidad.

Nadie me puede quitar la fuerza de mi nombre.  

FELIZ NAVIDAD


Desde que comparto  el turrón  con las ausencias, la Navidad ya no sabe a mazapán ni  a felicidad.

La nostalgia se ceba con mi pandereta y se aliña de tristeza cuando se cruza con el mendigo del parque, con la mujer maltratada, con la familia desahuciada...

Mis amigos, con los que echo risas, abrazo lágrimas y dibujo proyectos, aparecen cuando menos lo espero y me animan a vestirme de fiesta, a cantarle a la vida y hacerle burla a la adversidad.

Mi familia me saca de la melancolía y me recuerda el sabor de una sonrisa, la magia de un abrazo y la fuerza que genera el sentirse querido.

Por eso, porque  todos y cada uno de vosotros  me habéis enseñado a sentir la alegría de esta viva... os deseo

¡¡FELIZ  NAVIDAD!!
  
    

UN CUENTO ANTES DEL FIN DEL MUNDO




Sacó una silla a la puerta de su casa y se sentó a esperar mientras pasaba  revista a su memoria. Había saldado todas sus cuentas pendientes en el último mes : confesó a  Nati que el difunto Manolo estaba loquito por sus huesos, pera ella nunca le permitió que la abandonara por su mejor amiga; subió a  casa de la vecina de arriba y cuando ésta le abrió la puerta le espeto: "No soporto ni tus tacones ni el claqueteo de tus zuecos... ¡Ah, se me olvidaba! tu marido te la pega con la del bajo mientras tú estás trabajando".

Se bebió varios lingotazos de vodka y se fue en busca de D. Ernesto, el párroco, por el que bebía los vientos hace mucho tiempo. El cura se resistió al principio, pero cuando ella empezó a hurgar bajo la sotana, se olvidó del celibato y ella casi perdió el sentido en varias ocasiones con sus embestidas.

Ahora a pocos segundos del fin del mundo, estaba contenta y entregada. Con la vista fija en el horizonte, esperó, pero solo llegó un golpe de viento con una lluvia de hojas secas que le bailaron por el pelo. Esperó toda la noche hasta que sus ojos luchaban por cerrarse y entonces se fue a la cama. Allí le esperaba Manolo, después de tanto tiempo había vuelto a casa.

LA AÑORANZA DE UNA DIVA


Luigi Ricca


El camión de la mudanza bajaba las últimas cajas cuando se acordó de la trampilla del armario. Allí estaba. Retiró suavemente la tapa de la vieja caja de zapatos, ensuciándose los dedos con el polvo del olvido: lo primero que vio fue  la rosa que Luisito dejó encima de su cama y después el viejo diario. Lo tomó entre sus manos y empezó a leer al azar mientras la encuadernación amenazaba con desintegrarse:

 "Hoy es Navidad y a mí me toca preparar la bandeja de los turrones. Papá me ayuda con el de Jijona que se me derrite entre los dedos.  Mamá me achucha y me da un beso cuando pasa a mi lado, mientras, el abuelo aprovecha el achuchón para comerse una figurita de mazapán de la bandeja. La abuela, como todos los años, me pide que le cante un villancico, dice que lo hago como los ángeles..."

-¿Alguna cosa más, señora?- pregunta el operario de la mudanza, sacándola de la lectura.

-Nada más. Esta caja viaja conmigo- responde ella

Echa un último vistazo a su alrededor y guarda ese diario escrito en la que fue su casa desde que nació hasta que a los dieciséis un cazatalentos descubrió su voz:  el orfanato.


Este relato es mi contribución al concurso de ENTC que en este mes de Diciembre trata sobre: Aquella Navidad de niño. 


MENCIÓN EN ESTA NOCHE TE CUENTO


Con este relato he resultado mencionada en el concurso de Noviembre de "Esta Noche Te Cuento" dedicado al fuego, que se está convirtiendo en un referente del microrrelato por reunir cada mes a muchos grandes del género. En esta ocasión, han  quedado finalistas amigos como Elena Casero, Javier Ximens y Fernando Martínez y comparto el banco de mencionados  con escritores de la talla de Xavier Blanco. 



OMNE TRINUM PERFECTUM

Nací un tres del tres, y me creí inmune a la desgracia, por eso  siempre he jugado con fuego: A los tres años me quemé los dedos intentando encender una cerilla; con trece empecé a chamuscar mi adolescencia en  una pandilla  que  saboreaba  la vida en pastillas y esnifaba las tres en raya. A los veintitrés ya había churruscado mi juventud con un malnacido que me saltó tres dientes por amor y al que abandonaba tantas veces como perdonaba. A los treinta y tres calciné el poco futuro que me quedaba entre el alcohol y la cárcel y ahora, recién cumplidos los cuarenta y tres,  aguardo  en una urna que alguien  esparza  mis cenizas. Han transcurrido tres meses, tres semanas y tres días y sigo aparcada al fondo de una estantería esperando que alguien me saque a tomar el aire.  Confié en la máxima de  que todo número tres es perfecto, pero olvidé su condición de  número primo.