Nací en la cuenca minera del Nalón, una tierra negra que de tanto escanciarla con sidra y rondarla al compás de la gaita acabó creyéndose paraíso natural de verdes praderas. Ahí crecí yo, rodeado de hombres que tosían el polvo negro que les había comido las entrañas; de viudas que soñaban con que algún día el pozo les devolviera al compañero que les quitó y de gentes más pegadas a la tierrina que el carbón a la mina.
Un lugar donde la dureza se reparte entre todos para convertirla en fortaleza, donde hemos echado raíces y plantado ilusiones, donde está ese hogar que no queremos abandonar. Yo también voy a Madrid, para que escuchen mi voz, para que cada paso hacia la capital se convierta en un euro para la minería y para que en la cuenca del Nalón siga amaneciendo cada día.
Esta ha sido mi contribución a la iniciativa de apoyar con microrrelatos la marcha de los mineros leoneses y asturianos a Madrid para defender sus derechos.
11 comentarios:
Ojalá sus deseos se cumplan. Has escrito un micro precioso, lleno de luz, de imágenes y sentimientos.
Una pequeña confidencia: mi abuelo era minero, murió de silicosis cuando mi padre era un niño.
Un abrazo Esperanza.
Paloma, gracias por el comentario, pero me quedo con tu micro, llega muy dentro, a tu abuelo le hubiera encantado.
Un abrazo,
Vayan con tus letras mis mejores deseos para estos luchadores, Esperanza; aunque temo por su suerte.
Un abrazo,
Tu deseo se extiende y concentra en cada persona de la Maecha Negra, en cada persona que la apoya y defiende; en esas vidas, esas comarcas que no pueden, que no deben extinguirse.
Un beso, Esperanza.
Ánimo para todos los mineros.
Vaya con mi comentario el apoyo a esa marcha.
Besos.
Una buena contribución Esperannza. Esperemos que cada paso que han dado les acerque a un buen final.
Besos desde el aire
Esperanza, con tu microrrelato que ha vuelto a los orígenes de la tierra abres una luz al futuro, que espero no sea tan negro como el que presenta esas reformas que se quieren cargar la minería.
Excelente aportación.
Un abrazo, Escritora.
Creo que su humos negros son presagio de luto laboral para la minería. Ya no eres rentable pues ¡fuera! este es el progreso que nos han vendido, atufa a intererses económicos para variar.
La cuenca del Nalón me queda muy cerca... aunque las minas quedan cada vez más lejos, se quedan en la nada, con una puñalada en la espalda. Besos
Toda una historia de sacrificio, todo un grito de justicia.
Un abrazo.
Buena contribución, Esperanza. Ojalá que los que deciden sean capaces de entender que ese no es el camino, no dejando sin futuro a tantas familias.
Besitos
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