Chelo se echó las manos a la boca con intención de ahogar su sorpresa y después de unos segundos, replicó: “Pobre Justa, con la falta que le hacía este trabajo”.
Laura nunca acababa de sorprenderse con Chelo y mientras la extremeña se alejaba hacia la cocina murmurando lamentos, se dirigió a Roberto con la intención de pedirle explicaciones: -¿No tienes nada que contarme ?-.
Roberto le sostuvo la mirada, estaban muy cerca el uno del otro, casi invadiendo y entremezclando sus espacios vitales, pero se masticaba la distancia. El con las manos en los bolsillos, ella con los brazos cruzados sobre su regazo, llevaban escritos en sus ojos las heridas que les sangraban por dentro, el recelo se leía en los de ella, un hilo de ternura que se alejaba lentamente se leía en los de él y el sórdido silencio entre los dos.
- ¿Qué quieres saber? ¿No tienes suficiente con tener a Diana de vuelta en casa? ¡Eres insaciable, Laura! –
- No me gusta que me engañen, hay algo que me estás ocultando y quiero saber que es, esto no es un juego Roberto, tenemos dos muertos a nuestras espaldas y toda una investigación policial por delante, todavía no me explico que hacían Arturo Hidalgo y Javier Vielva anoche en el Retiro, tampoco logro entender el tono con el que te dirigiste a Arturo reprochándole lo que había hecho, me dí cuenta de que le conocías perfectamente ¡quiero explicaciones! ¿Tan extraño es que me quiera enterar de lo que ha pasado?. –
- ¿De verdad quieres saber lo que ha pasado? …… Te lo llevo diciendo desde el principio, un duende enfadado nos obligó a pasar unas difíciles pruebas que logramos superar y por eso Diana está placidamente durmiendo en su habitación. Eso es lo que ha ocurrido.
(Continuará…..)
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