Todo empezó cuando abrí
la boca para saludar a mi vecina del séptimo y no me salió palabra
alguna. Mi mala educación corrió como la pólvora entre los
vecinos. Todos me han retirado el saludo.
Me estaba acostumbrando a
no hablar cuando en la parada del autobús mis piernas decidieron
no moverse más. El conductor echó por la boca unos cuantos sapos y
un puñado de culebras, cerró las puertas y se fue, dejándome en
la acera.
No sé cuanto tiempo
llevo aquí, pero me empiezan a crecer malas hierbas en las orejas y
en mis bolsillos, convertidos en papelera, no cabe un desperdicio
más. Algunos se apoyan en mí como si fuera una columna y otros
hacen graffitis en mi cara.
Nadie se ha dado cuenta
de mi presencia y yo empiezo a dudar si alguna vez fui algo más que
una pieza de mobiliario urbano.
5 comentarios:
Ufff que chungo!!! Aunque a veces nos sentimos así, como un mueble, ni nos ven, no nos sienten.
Besos desde el aire
Esa sensación me suena, en la ciudad somos muchos, pero a veces estamos tan solos como las farolas, o ese mobiliario urbano.
Me ha gustado mucho además como lo has escrito, me recordó al estudio sobre la ceguera de Saramago, ya ves.
Saludos
Qué bueno Esperanza, esa mutación hacia mobiliario urbano es mucho más de lo que nos espera, desde este punto de vista es hasta esperanzador.
Gracias por el relato. Besos
Tú nunca serás mobiliario urbano,Esperanza, tienes demasiada humanidad dentro. A mí me ha recordado en su mensaje a dos películas que vi siendo niña y que me impresionaron tanto que jamás las he olvidado (aunque supongo que habré vuelto a verlas en alguna reposición): El asfalto y La cabina.
Un beso, ya te queda menos para salir de la urbe y recargar energías, yo hoy estoy en mi pueblo zamorano, Pajares de la Lampreana, por circunstancias no muy felices (un entierro). Pese a la austeridad del paisaje yo me siento aquí muy cerca de la tierra madre.
Suscribo el comentario de Elisa, por alguna razón me ha venido la imagen de la cabina. Supongo que por esa "cosificación" del ser humano, esa condena a ser objeto deshechable... De los que más me han gustado, muy evocador (y un poco kafkiano)
Enhorabuena, y gracias por compartirlo.
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