- G..A..T..O
- ¿y aquí?
- 8
- Muy bien.
- Estrellas – dice girando la cabeza hacia la ventana.
- No, cariño, son las luces de las calles de Madrid – le respondo.
- No, cariño, son las luces de las calles de Madrid – le respondo.
- Cariño – repite ella.
No conocía el eco de esta palabra en su boca. Aún conmovida, le acaricio la cara con el dorso de mi mano y creo ver en su rostro una ternura que me sobrecoge.
- - Te quiero, mamá – le confieso tímidamente.
10 comentarios:
Muy tierno y muy bonito. Sin embargo a mí me gustaría más sin la frase ·Muy bien, mamá, muy bien... al principio casi de la conversación. De esa forma sorrende más el final al descubrir a la madre. Es una humilde opinión
Gracias por la sugerencia, la integro en el micro que gana mucho con tu aportación.
Saludos,
Es un relato doloroso pero lleno de ternura. Esos ojos vidriosos son de alguien que sabe que la persona más importante pierde lo que más nos ata a la vida:la memoria. Lo has contado con la delicadeza precisa.
Un abrazo.
Has conseguido plasmar en el texto esa ternura que se siente por una madre perdida en el laberinto de la memoria.
No hay nada más desolador.
Un abrazo, Esperanza.
Como siempre: mucho con poco y dejando un jirón de piel en cada coma. Gracias.
Bien traído y mejor canalizado.
Un montón de besos y abrazos para tí y para que administres a conveniencia.
Preciosa y delicada manera de contar una situación tan triste, como tu bien citas somos nuestra memoria y tener a un ser querido así, tiene que ser muy doloroso.
Besos.
No hacen falta más palabras, para contar la tristeza de alguien que ya no recuerda. Hay ternura en tu micro, mucha.
Besitos
Cuánta ternura hay en las palabras que, a veces, significan más de lo que dicen.
saludillos
Buen microrrelato, interesante forma de tocar el tema, siempre jugando con los niños. Utilice el mismo tema y el mismo recurso en junio en Esta noche te cuento, aunque admiro a los "escribidores" que sabéis jugar con los diálogos.
Una perta.
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