CRÓNICA TURCA



Si  uno pretende acercarse a un pueblo  se tiene que dejar llevar por su inercia, levantar los brazos dejando  hueco al corazón y conectar con lo que venga, olvidando  las corazas en casa. La danza sufí de los derviches es mucho más que eso, es la huella del recogimiento y meditación de una cultura a caballo entre Oriente y Occidente.

Un país de contrastes, tantos velos como mujeres pujando por abrirse camino en una cultura que las sitúa dos pasos por detrás del  hombre que se pasa la vida en el bar, arreglando el mundo.

Un idioma sin preposiciones, ni artículos, sin género y con el  verbo desterrado al final de la frase, no hace falta antes,  la cuestión es hablar no entenderse, por eso nunca sabes si un turco te está regañando  o te está dando la bienvenida a su país.  

Una vida en penumbra en la Capadocia, donde las mujeres tejen sus miserias a la par que las alfombras y un hervidero de mercaderes en Estambul, capaces de venderte el aire que respiras y convencerte de que estás adquiriendo una pieza única.

Un pueblo orgulloso y  amable que no empuja para ser europeo, y que empieza a darse cuenta del valor de  sus tesoros y se prepara para explotarlos.

Un país con sabor a naranja y a granada, a té de manzana y a almuecín llamando a la oración, una cultura digna de ser contada y unos atardeceres tan bellos que si los respiras con los brazos en alto y te envuelves en ellos como un derviche, quien sabe, tal vez encuentres a Alá o a quien quiera que sea tu Dios.     

9 comentarios:

Elena Casero dijo...

¡qué bien contado Esperanza!
Dan ganas de ir.

Un abrazo, compañera

Rosa dijo...

Gracias Esperanza por compartir...

Besos desde el aire

Nicolás Jarque dijo...

Esperanza, una gran crónica la tuya. Como corresponsal no tienes precio, al igual que como escritora. Sigue pasándolo bien.
Un abrazo Escritora.

Javier Ximens dijo...

Es una crónica que deberías enviar a las agencias de viajes. Enamorada.

Elysa dijo...

Estoy de acuerdo con Ximens, esta crónica sería todo un exito, fijo que aumentaban las ganas de viajar allí.

A mí me ha dado envidia, pero espero poder ir.

Besitos

Unknown dijo...

"mujeres pujando por abrirse camino en una cultura que las sitúa dos pasos por detrás del hombre que se pasa la vida en el bar, arreglando el mundo"

"por eso nunca sabes si un turco te está regañando o te está dando la bienvenida a su país"

Al margen de los detalles bellos, con estas dos pinceladas anteriores, y alguna que otra más que has dejado, no creo que sirviera como texto para una agencia de viajes, pero en cambio sí puede servir para dar color a la descripción cultural del país.

Me ha gustado por eso, porque no solo te centras en la belleza.

Abrazos.

CDG dijo...

Dan ganas de saber más.
Toda una lección contada con gusto.
Un beso.

CDG dijo...

Sigue disfrutando de esas tierras: tiene que ser apasionante.

Anónimo dijo...

Estambul es una de mis ciudades favoritas. Turquia entera es fascinante, pero Estambúl..., me escapo de vez en cuando. Elena