Después de dos ediciones sin rascar ni una mención, este mes me sonríe la suerte y mi relato ha sido seleccionado, ya no puedo decir eso de que nadie es profeta en su tierra.
EL
PROFESIONAL
Siempre
me importó mucho la opinión que los demás tuvieran de mi, por eso,
desde que era un chiquillo, cuando daba un golpe procuraba hacerlo de
forma impecable, sin ningún fallo. A pesar de ello, me pillaron
varias veces. Recién cumplida la mayoría de edad pagué mi primera
fianza para librarme de la cárcel, teniendo que comparecer cada
quince días en el Juzgado. Ahí empezó mi afición por las togas.
Como era menester, acabé estudiando Derecho y defendiendo a los más
grandes del latrocinio, nunca he aceptado como clientes a ladrones de
medio pelo ni a raterillos de tres al cuarto. Un profesional que se
precie no tolera las chapuzas.
8 comentarios:
¡Mola! El tono irónico te termina sacando una sonrisa, muy buen relato :)
jajaja- muy bien apañera. Chapuzas, las justas.
Enhorabuena
Jejeje, qué bueno. No entiendo cómo no te cogen más a menudo. Si a veces lees algunos que...
Un abrazo, hermosa.
PD. Ya casi tengo aquello.
Felicidades!! Este profesional lo merece. Besos.
Si has de hacer algo, procura ser el mejor. Muy profesional Escritora, je je.
Felicidades,a ver si da un pasito más y corona.
Abrazos.
Siempre hay que tratar con los mejores. Buen microrrelato, enhorabuena.
Saludos.
Enhorabuena, esperanza, todo llega, con lucha. Felicidades.
Enhorabuena, abogada.
Un beso.
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