Luego,
si se fijan, acaban arrancando esa hilacha de su pantalón, pero
siguen llevando la camisa mal abotonada;
se dejan al niño olvidado junto al carro del hipermercado; y el
peligro se dispara en sus
ojos cuando
les preguntamos:—¿Qué
tal estoy?- y
buscan
una
señal que
les revele si nos hemos cambiado el color del pelo o comprado un
nuevo modelito. Así son ellos, los
humanos y lo que tenemos que decidir, compañeras, es si nos los
quedamos
o los sustituimos por androides, que no fallan nunca. El
caso es que da pena ¿verdad?, son tan disparatadamente tiernos...
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6 comentarios:
Pues muy original. Por la parte que me toca celebro que en ese final nos hayas dejado un hilo de esperanza y es que llámame optimista, pero creo que no nos sustituiréis por androides XD. Lo del "qué tal estoy" es buenísimo. Un abrazo enorme y felices vacaciones ReC. :)
Juan Antonio, he de confesarte que ese ¿qué tal estoy? lo he practicado yo muchas veces con mi santo,una pequeña maldad, sin duda, pero muy divertida.
Felicidades por tu santo. Un abrazo,
Qué sería de nosotros sin las pequeñas maldades, je je.
);-P
Abrazos.
Es muy bueno tu micro y a la vez, muy simpático. En fin, esperemos que no haya que llegar a decisiones drásticas.
Besicos muchos.
Original rayando lo excéntrico.
Una cosa como esta no son capaces los androides de elaborarla.
Besos humanos.
bueno, pues habrá que pensar en esa posibilidad, compañera.
Muy ocurrente el micro, buen ejercicio de imaginación
Un abrazo
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