mais cliques
Hace
una semana que la vio por primera vez y se asustó tanto que corrió a abrazarse a
las piernas de mamá, pero cada vez que
vuelve al parque aparece de nuevo. Es más grande que él y anda pegado a sus talones, le da siempre alcance aunque se
escape y le hace burla imitando sus gestos. Solo la pierde de vista cuando
llega la noche. Mamá sonríe y dice que
se llama sombra pero él no quiere tenerla entre sus amigos.
Este relato ha participado en el Concurso Pluma, papel y tinta y ha sido seleccionado entre otros muchos para formar parte de una Antología del Microrrelato
8 comentarios:
Esperanza, la curiosidad infantil provoca que nos percatemos de esa acompañante oscura que nos persigue, y que ya de mayores rehusamos atenderla. Todas son buenas, salvo las que dan mala sombra.
Te quedo un micro muy simpático.
Un abrazo, Escritora.
La mirada infantil nos somprende aveces tanto... Nos recuerda, nos reeduca a no pasar por alto lo "simple", lo olvidado.
Muy buen recuerdo, muy buen relato, Esperanza.
Un beso.
Muy tierno, Esperanza.
Me encanta :-)
Felicidades por la selección.
Un besote.
Maldita sombra...muy bien reflejado ese miedo infantil.
Espero que cuando crezca no le de por atravesarla...
Un beso.
Me recordó a la sombra de Peter Pan, que hacía lo que quería :)
Hermoso micro, Esperanza.
¡Saludos!
Bello micro sobre los temores de la infancia. Aunque muchos de esos miedos nos persiguen también de adultos. A veces tengo también miedo de mi sombra.
A mí siempre me han parecido muy inquietantes la sombras. Cuando eres un niño, por muchas explicaciones razonables que te den los adultos, si te da miedo, te da miedo. Los niños son muy intuitivos, hay que hacerles caso. Un beso.
Las sombras tienen su punto inquietante, no me extraña que no la quiera entre sus amigos.
¡Enhorabuena por la publicación!
Besitos
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