No lo olvides:
caminamos por el infierno,
contemplando flores.
Acababa de pasar el convoy de las siete sin que reparara en mí. Disponía de otro día por delante. En este viejo almacén de sucios cristales y techos caídos, la patrulla no buscaría ni a una rata. Aquí me refugié desde que decretaron mi busca y captura y aquí descubrí por primera vez que estaba vivo. Aprendí a llorar sobre un polvoriento cuaderno que rescaté de los escombros, descubrí cuanto te echaba de menos mientras el bolígrafo dibujaba tu ausencia en el papel y bailé con el recuerdo de tu piel en las interminables horas que pasé contigo sin que lo supieras. Hoy ha nacido una rosa entre los cadáveres sepultados bajo mis pies y me he abandonado en su olor y en tu aroma. Lo he grabado en mi memoria, quiero que sea el último recuerdo si no sobrevivo al convoy de la tarde.
3 comentarios:
Bien podría ser el comienzo de una novela por entregas ¿no crees? no es una queja pero se echan de menos.
Besos.
¡Si ya no tengo tiempo ni para escribir en el blog! ¡que más quisiera yo que empezar una nueva novela! Me conformo con poder mantener vivo el blog, estoy metida en tantos saraos que no llego a todo.
Gracias de todas formas.
Besos,
Me viene el recuerdo de las novelas de Leon Uris, especialmente Mila 18.
Lamentablemente tu relato es de actuliadad y no de tiempos pasados.
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