LECCIÓN DE MATEMÁTICAS


Suspiró profundamente y recogió dos cubiertos.

─Si tengo cinco y quito dos ¿cuántos me quedan?─ preguntó ella de nuevo.

Pablo no entendía por qué se empeñaba su madre en decir que quedaban tres, si papá se había ido el año pasado tras una rubia que dijo ser el amor de su vida; la abuela murió hace unos meses y desde entonces, el abuelo perdió la cabeza y fue ingresado en una residencia. Solo quedaban ellos, aunque mamá no quisiera darse cuenta, él no podía engañarla.

─Dos, mamá, quedan dos. Papá no va a volver.

  

10 comentarios:

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Jejeje, ¡que bueno!! A mí este ejercicio de matemáticas me ha gustado mucho.
Besicos muchos.

David Moreno dijo...

Me gustó cómo lo has cerrado. Buen intento despojo...

UN saludo indio
Mitakuye oyasin

Miguelángel Flores dijo...

Buen intento, Esperanza. Tú sigue, que para ti en breve deja de resistirse. Ese no te conoce a ti!!!

Un beso.

@lorenzodrubio dijo...

Muy bien el niño consciente de la realidad y más realista que su madre, empeñada en resolver problemas de matemáticas.

arktos-temis dijo...

Tanto tirar de peras y manzanas para resolver problemas de álgebra que claro luego eso se queda dentro... je je.

Un besazo Esperanza.

Juan Antonio dijo...

Hola Esperanza. Me ha gustado mucho como juegas con ese pensamiento del niño (como todos a esas edades descarnado y sincero). Mucha suerte para el siguiente.

Unknown dijo...

Buen ejercicio de razonamiento aunque quien debería tenerlo claro, no lo tiene.
Corto, breve e intenso resultado.
Besos de gofio.

Anónimo dijo...

Ardua tarea la de Pablo, hacer que su madre pise suelo, con ambos pies...
Me gustó.
Un saludo

La levita del lagarto dijo...

Hace bien el niño en sacar del error a su madre, enemigo que huye puente de plata. Me ha gustado mucho esa lección de mates.
Un beso.

Laura dijo...

Hola Esperanza, hay cosas que no entran en la cabeza ni siquiera restando o sumando platos.

Un beso y a por ese piano en el huerto, que aún hay tiempo ¡venga!