Y
allí sigue, en silencio, acumulando polvo, junto al proyector de cine, el barco
pirata y la nave espacial, la innombrable y culpable pistola del abuelo. Desde
aquel día en que se le disparó mientras la limpiaba, no levantamos cabeza. La
bala fue a parar a la frente de la abuela y la transformó en una niña
caprichosa y malcriada. Mi madre enloqueció al ver que le habían arrebatado su
papel. Mi padre la ingresó en un manicomio y la cambió por su secretaria que, a
la segunda noche en casa, se coló en mi cama y aún no ha salido. Todos me miran
mal, hasta el jilguero, de haberlo sabido le regalo una dentadura postiza, no
un arma.
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9 comentarios:
Esperanza, vaya con el efecto dominó, hay que ver lo que desencadenó ese arma.
Me ha gustado mucho, y es muy diferente a los que he ido leyendo.
Besos
Jaja, que maremagnum se ha formado. Me ha gustado mucho tu micro Esperanza, además de simpático que es el puñetero.
Besicos muchos.
Buena apuesta. Te has escapado del desván al que hemos ido a parar muchos y has montado una historia de bola de nieve de lo más simpática. Mucha suerte para la semana que viene :)
Oooolé, menuda ensalada Hada Bosque, je je.
Me gustan los cuentitos con esta locura coherente, je je.
Abrazos.
Una bala caprichosa o con malas artes. ¿Quién salió ganando y quién perdiendo? Un relato muy original que, a pesar de todo lo funesto que encierra, me ha hecho sonreír.
Un saludo.
Un efecto dominó que empieza con una bala??? Malo, malo.
Como lo cuentas
Si es que era un bala perdida...
Esperanza, estos de REC no entienden, mira que no apreciar este efecto dominó. Pero el micro ya es tuyo, la idea también y espero que el tiempo que le dedicases a crearlo te fuese satisfactorio.
Suerte para la próxima semana.
Besos, Escritora.
Está bien el efecto dominó, me he reído visualizándolo.
Para mi gusto, le sobra la puntualización del arma.
Muchos besos apañera
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