Sabía que al doblar la esquina estaría
de nuevo en el punto de partida con la misma maleta, repleta entonces de
aventuras y ahora de arrepentimientos. El miedo le salió al encuentro al
igual que hace cinco años cuando supo
que iba a ser padre, entonces le hizo huir y esta vez le ha hecho volver.
Ella está asomada a la ventana tendiendo
la ropa, más bella que nunca, con ese mechón rebelde que juega a taparle los
ojos. Sus miradas se encuentran e intercambian reproches y remordimientos. Por
un instante esboza una leve sonrisa en la ventana y él se abraza a un destello
de esperanza en la calle.
─¿Eres cliente de mi mamá?─ le
pregunta un niño que juega a las canicas frente al portal.
─Pablito, sube, te he dicho mil
veces que no hables con desconocidos─ grita ella desde arriba antes de cerrar todas las contraventanas.
Un olor a puchero flota en el
aire junto con los besos que no le dio y el hijo que no educó. Se aleja, al
fin, con
el precio de su cama clavado en las entrañas.
(Esta es mi contribución de Septiembre al concurso de ENTC sobre el tema "Volver")
4 comentarios:
La historia de nunca empezar...
Un abrazo.
Tremenda la historia la que cuentas. Me ha gustado cómo describes el encuentro de miradas. Suerte.
Muy, muy bueno, Esperanza. Lo leí allí. No recuerdo si te lo dije, si no, lo hago aquí. Me gusta cómo lo insinúas todo.
Un abrazo.
Me alegra que lo traigas hasta aquí porque no llego a todos en ENTC, Esperanza.
Fantástico micro que se clava como un alfiler debajo de las uñas del lector. Consigues generar, a la vez, pena y reprobación para un mismo personaje y eso no es fácil en tan poca extensión.
Espero que el jurado lo valore tal como yo lo haría.
Un abrazo,
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