De la rutina insípida de su oficina discurre la cena: sopa de
primero salpimentada por la ineptitud del jefe; de segundo plato, un revuelto
de champiñones con cierre de empresa, servido con guarnición de patatas sin un duro y de postre la pobre chica de
recepción, que no tiene donde caerse muerta.
No toma café, últimamente le
quita el sueño, igual que a mí esos
restos de carmín de su cuello que ya ni se molesta en borrar.
(Esta fue una de mis propuesta para ReC esta semana, con la frase de partida "De la rutina insípida de su oficina..." )
10 comentarios:
Buenísimo. Ese menú debe de atragantarse, seguro...
Y el final de carmín, de premio.
Un beso.
Esperanza, un mal menú que se está dando en muchas empresas. Parece ser que es la mujer del empresario la que invita a los trabajadores a cenar delante de él, que encima es infiel.
Buen ejercicio y espero que pronto te puedan llamar de REC.
Un abrazo, Escritora.
Hola Esperanza! "... que ya ni se molesta en borrar", me gusta esa frase, como que ya todo da igual, si todo está tan mal, qué va!
Me encantó!
Saludos!
¡Muy, muy bueno, Esperanza!
Gran puñalada final, muy bien manejada gracias al plano en el que se mueve el narrador y que parece llevarnos por otro camino.
Una apuesta fuerte para esta semana. Acabo de leer el micro de Xavier y veo que el nivel era muy alto.
Un abrazo,
Un menú del día como para no tener mucha hambre.
Gracias Esperanza. Abrazos
Uffff demoledor Esperanza.
Perdona mi falta de tiempo que no me deja leer y comentar todo lo que quisiera, pero me sigue encantando como escribes y disfruto de la lectura aunque sea con retraso.
Mil besos desde el aire
Me ha gustado mucho cómo nos has engañado para llevarnos a un final sorprendente.
Espero verte un día en ReC para aplaudir hasta que me duelan las manos.
Bravo, cada vez mejor.
mUCHOS BESOS
Menú insípido y atragantable con platos que te llevan por una cocina extraña para terminar con reproches que ya ni le importan a la cocinera de la casa.
Besos de gofio.
Triste realidad. También es cierto que vivimos en un mundo donde fuera del trabajo o no hay vida o queda poco. Tiempos modernos. Y las eternas amas de casa, aquellas que soportaban todo, ahora que parecía que ya empezaban a respirar (pudiendo hacer ERE familiar), han llegado los moralizantes y las quieres volver a meter en las cocinas. Buen intento para el ReC.
Es comprensible, la pobre chica de recepción necesita consuelo, ¿y quién es él para negárselo, con lo mal que están las cosas? Henos aquí ante un hombre solidario :-)
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