EL ACERICO DE SEDA

Veónica Sheppard

Su historia huele a callejón con orines, a graffitis callejeros y a  dragones tatuados.

Se hizo duro aguantando los puñetazos que le propinaba  su viejo  en la boca, su infancia sabía a sangre con salsa de saliva y lágrimas.

Se hizo violento descubriendo los moratones maquillados de su madre mientras la ayudaba cada noche a quitar los hilvanes de la ropa que les daba de comer.

Se hizo el jefe del callejón y después  el puto amo del penal, nadie le tose, nadie le sostiene la mirada, nadie le pone en entredicho.

Cada noche en la soledad de su celda, cuando la luz se apaga, se acurruca en el colchón y se abandona en el sueño acariciando con los pulgares el acerico de seda de su madre.  

8 comentarios:

Paloma Hidalgo dijo...

Ese amo del barrio tiene un alma noble, que le desborda, me ha gustado mucho.

Un abrazo

CDG dijo...

Vaya tipo duro y blando a la vez. Le hizo la calle pero se deshace ante el pensamiento de su madre..
Muy bueno.Muy bien escrito.
Un beso.

Nicolás Jarque dijo...

Esperanza, me parece una historia muy real, que estoy seguro que debe tener dueño, aunque no lo conozcas. Uno va forjando su vida con los ejemplos que ve, y si es violencia lo que le rodea, casi sin querer, la aplicara a su vida, aunque su corazón sea de oro.

Me gustó mucho.

Un abrazo, Escritora.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Esperanza, narrando con una sensibilidad extrema, con el punto apropiado de dureza y con una narratividad ajustada a la historia, consigues una construcción del personaje espléndida.

Como comenta Nicolás, es posible que esta historia tenga dueños, muchos, aunque tu no conozcas a ninguno.

¡Buen trabajo! Mis parabienes.

Un abrazo.

Luisa Hurtado González dijo...

Todo el mundo tiene su corazoncito. Este matón de barrio ha de sufrir mucho, y solo, para seguir manteniendo el tipo; y puede sentir, lamentarse, echar a personas en falta,... quizás, cualquier día, pueda darnos una sorpresa.
Un beso, Luisa

Mar Horno dijo...

Muy bien construida la vida de este personaje. Una vida durísima pero descrita con palabras justas y exquisitas. Ese final es tierno, quizás lo único bueno que recuerda de su infancia. Su madre. Precioso. Un beso.

Sara Lew dijo...

Los ejemplos (buenos o malos) nos marcan la senda, pero no tienen por qué cambiar nuestra esencia, no tienen por qué robarnos los sentimientos, los afectos, el amor.
Me ha gustado mucho este micro, Esperanza. Un abrazo.

Elysa dijo...

En pocas pero precisas palabras construyes un personaje y le das esencia para mostrar que detrás de su dureza existe un ser humano. Me ha gustado mucho.

Besitos