Van
a ir a comprarse un vestido nuevo y un helado que se toman en el
parque, en el mismo banco donde mamá les contaba cuentos. Se
mirarán una a la otra buscando una lágrima traidora y recordarán
los trabalenguas que hacían con ella. Cuando caiga la noche volverán
a casa, papá tendrá la cena preparada y algún chiste malo para que
se rían. Les dirá que de mañana no pasa visitar al oculista a ver
porqué tiene los ojos tan rojos y mientras tanto, un día más, la
casa se les caerá encima.
VUELVO A CASA
Cuando el tiempo no da más de sí, ocurren estas cosas, y me he dicho:
«De hoy no pasa que vaya al blog, abra las ventanas para que se ventile y se vaya el olor a cerrado, lo despeje de telarañas, pegue un barrido y listo para otras 650 historias...» y lo más importante ¡¡Sigo aquí y con ganas de escribir!!
Os dejo un mini micro para abrir boca.
Daos
fraternalmente la paz
Las besa con
suma conciencia para no equivocarse, así los dos hombres del primer banco
sabrán que son las huérfanas que estaban esperando para su club de alterne.
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