Vladimir Kush
Tú te quedas con el piso y yo con el apartamento de la
playa. Como el coche está a mi nombre me lo quedo yo y tú con la libreta del
Banco. Las hipotecas, a medias y el cuadro del tío Servando te lo dejo, si lo
descuelgo vas a tener que pintar todo el salón. Ya está todo, me voy.
─¿Y los niños?
─¿Los niños? lo hablamos otro día, te llamo, si eso...
13 comentarios:
¿Lo más importante primero, no? Muy duro por esos niños que terminan siendo la parte secundaria del reparto.
Un abrazo.
Extraordinariamente narrado.
Partir y repartir cuando ya no queda nada más que hacer. Solución drástica
y valiente. Los niños no son un lote.
Besicos
Los niños a veces se convierten en moneda de cambio, alguien quiere quedárselos simplemente por hacer daño al otro. El reparto se convierte en una guerra. El cuadro es una genialidad, no conocía a Vladimir Kush. Buen relato, aunque los niños no suelen ir al final del reparto, hay muchos intereses y sentimientos que dañar atados a ellos. Un abrazo
Mira que antes de leer tu relato estudié el cuadro, y sí es un buen disparador de historias, con la pareja desnuda por la pradera, y los detalles del reloj, las llaves. Luego leo tu relato y me ha encantado, esa frialdad del tono, ese reparto sin asperezas y los niños ya se verá. Me encanta que no esté identificado quién es quién, de modo que el lector no tome partido. Buen trabajo, Esperanza.
Jajajaja, qué bueno, Esperanza. Total, los niños es lo de menos... Jajaja. Y el cuadro es una preciosidad. A gusto me voy, Espe.
Un abrazo dominguero.
Kush es un pintor que me gusta mucho y del que se puede sacar inspiración, sin duda. Y a ti te ha inspirado muy bien, aunque sea duro lo que cuentas y terriblemente real.
Besos desde el aire
Uyyyyyy Esperanza, tan real como la vida misma y tan duro como el caso lo pintas. Los niños, esos pobres niños, tamb ién se los repartirán?
Tengo una sopresilla para tí. Cuando puedas te pasas por mi blog para recogerla. (Por cierto, no estás obligada a nada).
Besicos muchos.
Las cosas fáciles se resuelven enseguida con un poquito de voluntad, las otras...
Muy bien expresado Esperanza.
Un abrazo.
Hola Esperanza. Vengo del Blog de Beatriz Salas y he escuchado y leído el escrito "El enhebrador de agujas". Me ha parecido tan hermoso que no he podido menos que venir a conocerla.
Este escrito que leo, es también maravilloso. Me encanta su forma de escribir y qué realista y veraz es.
En adelante y con su permiso, le sigo.
Besos. Rosa.
A los niños...bah, son un lastre.
Viva tu ironía dolorosa.
Y el cuadro, una joya.
Un abrazo.
¡Extraordinario, Esperanza! Un micro formidable.
Me parece brillante con que sutileza logras -en la elisión- explicar cuánto hay de absurdo en estos repartos en las que todos pierden y siempre hay rehenes.
Mis aplausos.
Un abrazo,
Felicidades Esperanza... así es como funciona todo lamentablemente primero lo material de lo personal hablamos otro día.
Con tú permiso me quedo por este lindo espacio.
Saludos Pilar.
Esperanza, las separaciones amistosas dan para mucho, con ellas se podría escribir una novela, que según los susodichos, bien podría ser policíaca, de terror, de drama... Y también con esta pizca de humor muy agradecida.
Estupendo este microrrelato.
Un abrazo, Escritora.
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