Y
allí sigue, en silencio, acumulando polvo, junto al proyector de cine, el barco
pirata y la nave espacial, la innombrable y culpable pistola del abuelo. Desde
aquel día en que se le disparó mientras la limpiaba, no levantamos cabeza. La
bala fue a parar a la frente de la abuela y la transformó en una niña
caprichosa y malcriada. Mi madre enloqueció al ver que le habían arrebatado su
papel. Mi padre la ingresó en un manicomio y la cambió por su secretaria que, a
la segunda noche en casa, se coló en mi cama y aún no ha salido. Todos me miran
mal, hasta el jilguero, de haberlo sabido le regalo una dentadura postiza, no
un arma.
FUNDACIÓN DE LA ERMITA DE SAN ROQUE DE OSEJA EN 1598-1599
Hace 5 semanas