Adiós 2012


pasotraspaso

Le abro la puerta para que salga mientras  le despido con una ligera inclinación de cabeza, no hay afecto solo respeto. No le puedo querer, no me trató bien, me ha asaltado en cada esquina zarandeándome y  poniendo a prueba mi equilibrio. Antes de que se vaya, le hago ver que sigo en pie.
Se pasó por cada uno de mis vasos echando la última gota y cruzó por mi casa como el elefante por la cacharrería. Todavía estoy recogiendo lo que se cayó, tirando lo que se rompió y buscando lo que se perdió.
El abuelo Marcos estaba en lo cierto cuando decía que no hay un bisiesto bueno.
Me asomo para  verle la pinta al 2013, es pronto para adivinar sus intenciones, pero nadie me puede quitar la esperanza de que traiga suerte, salud y prosperidad.

Nadie me puede quitar la fuerza de mi nombre.  

FELIZ NAVIDAD


Desde que comparto  el turrón  con las ausencias, la Navidad ya no sabe a mazapán ni  a felicidad.

La nostalgia se ceba con mi pandereta y se aliña de tristeza cuando se cruza con el mendigo del parque, con la mujer maltratada, con la familia desahuciada...

Mis amigos, con los que echo risas, abrazo lágrimas y dibujo proyectos, aparecen cuando menos lo espero y me animan a vestirme de fiesta, a cantarle a la vida y hacerle burla a la adversidad.

Mi familia me saca de la melancolía y me recuerda el sabor de una sonrisa, la magia de un abrazo y la fuerza que genera el sentirse querido.

Por eso, porque  todos y cada uno de vosotros  me habéis enseñado a sentir la alegría de esta viva... os deseo

¡¡FELIZ  NAVIDAD!!
  
    

UN CUENTO ANTES DEL FIN DEL MUNDO




Sacó una silla a la puerta de su casa y se sentó a esperar mientras pasaba  revista a su memoria. Había saldado todas sus cuentas pendientes en el último mes : confesó a  Nati que el difunto Manolo estaba loquito por sus huesos, pera ella nunca le permitió que la abandonara por su mejor amiga; subió a  casa de la vecina de arriba y cuando ésta le abrió la puerta le espeto: "No soporto ni tus tacones ni el claqueteo de tus zuecos... ¡Ah, se me olvidaba! tu marido te la pega con la del bajo mientras tú estás trabajando".

Se bebió varios lingotazos de vodka y se fue en busca de D. Ernesto, el párroco, por el que bebía los vientos hace mucho tiempo. El cura se resistió al principio, pero cuando ella empezó a hurgar bajo la sotana, se olvidó del celibato y ella casi perdió el sentido en varias ocasiones con sus embestidas.

Ahora a pocos segundos del fin del mundo, estaba contenta y entregada. Con la vista fija en el horizonte, esperó, pero solo llegó un golpe de viento con una lluvia de hojas secas que le bailaron por el pelo. Esperó toda la noche hasta que sus ojos luchaban por cerrarse y entonces se fue a la cama. Allí le esperaba Manolo, después de tanto tiempo había vuelto a casa.

LA AÑORANZA DE UNA DIVA


Luigi Ricca


El camión de la mudanza bajaba las últimas cajas cuando se acordó de la trampilla del armario. Allí estaba. Retiró suavemente la tapa de la vieja caja de zapatos, ensuciándose los dedos con el polvo del olvido: lo primero que vio fue  la rosa que Luisito dejó encima de su cama y después el viejo diario. Lo tomó entre sus manos y empezó a leer al azar mientras la encuadernación amenazaba con desintegrarse:

 "Hoy es Navidad y a mí me toca preparar la bandeja de los turrones. Papá me ayuda con el de Jijona que se me derrite entre los dedos.  Mamá me achucha y me da un beso cuando pasa a mi lado, mientras, el abuelo aprovecha el achuchón para comerse una figurita de mazapán de la bandeja. La abuela, como todos los años, me pide que le cante un villancico, dice que lo hago como los ángeles..."

-¿Alguna cosa más, señora?- pregunta el operario de la mudanza, sacándola de la lectura.

-Nada más. Esta caja viaja conmigo- responde ella

Echa un último vistazo a su alrededor y guarda ese diario escrito en la que fue su casa desde que nació hasta que a los dieciséis un cazatalentos descubrió su voz:  el orfanato.


Este relato es mi contribución al concurso de ENTC que en este mes de Diciembre trata sobre: Aquella Navidad de niño. 


MENCIÓN EN ESTA NOCHE TE CUENTO


Con este relato he resultado mencionada en el concurso de Noviembre de "Esta Noche Te Cuento" dedicado al fuego, que se está convirtiendo en un referente del microrrelato por reunir cada mes a muchos grandes del género. En esta ocasión, han  quedado finalistas amigos como Elena Casero, Javier Ximens y Fernando Martínez y comparto el banco de mencionados  con escritores de la talla de Xavier Blanco. 



OMNE TRINUM PERFECTUM

Nací un tres del tres, y me creí inmune a la desgracia, por eso  siempre he jugado con fuego: A los tres años me quemé los dedos intentando encender una cerilla; con trece empecé a chamuscar mi adolescencia en  una pandilla  que  saboreaba  la vida en pastillas y esnifaba las tres en raya. A los veintitrés ya había churruscado mi juventud con un malnacido que me saltó tres dientes por amor y al que abandonaba tantas veces como perdonaba. A los treinta y tres calciné el poco futuro que me quedaba entre el alcohol y la cárcel y ahora, recién cumplidos los cuarenta y tres,  aguardo  en una urna que alguien  esparza  mis cenizas. Han transcurrido tres meses, tres semanas y tres días y sigo aparcada al fondo de una estantería esperando que alguien me saque a tomar el aire.  Confié en la máxima de  que todo número tres es perfecto, pero olvidé su condición de  número primo.  

EL HOMBRE CANGREJO


Era la comidilla del  pueblo, no se hablaba de otra cosa en los corrillos de la plaza: lo había conseguido. Algunos presumían de conocerle y otros se pavoneaban de haber estrechado su mano. Era el primero de la especie  que no se arrastraba  por la tierra, el primero  que  dejaba de caminar hacia atrás.

Dicen que no paró hasta despegar su torso del suelo, después vinieron los intentos de saltar cada vez más alto, hasta que una noche  de otoño tomó  carrerilla, cogió impulso  y se lanzó  a  la busca de  su  estrella bajo el atento guiño de la luna.  Nunca más volvió. Casi todos pensaban que había sido tragado por un agujero negro y que lo tenía merecido por iluso y soñador, solo unos pocos sabían la verdad.

En las noches estrelladas aún se puede  ver su sonrisa de nácar  y sus paletas de cangrejo iluminadas como un árbol de navidad sobre el firmamento.