EL SUSURRO DEL DUENDE (80ª entrega)


Era lo más parecido a una demanda de divorcio, pero sin estar casada, en ella el abogado de Luis Arana proponía a Laura para que ejerciera la guarda y custodia de Diana. –Me hubiera sorprendido que la hubiera pedido para él, tener una hija siempre se le hizo grande – pensó Laura y siguió leyendo, el régimen de visitas..… la pensión de alimentos…… Esta reacción de Luis le había pillado por sorpresa, en el fondo, albergaba una vaga esperanza de que cambiara, que volviera a casa para decirle que era la mujer de su vida, que luchara por recuperarla, todo menos echarse un fracaso sentimental a la espalda y tener que reconocer que se había equivocado.

-Enhorabuena – dijo un Esteban Herrera sigiloso que acababa de entrar en el despacho de Laura sin que ésta lo percibiera. Laura susurró un “Gracias” sin apenas levantar la vista de la mesa. En otras circunstancias le hubiera enseñado la demanda de Luis y hubiera pedido su consejo, pero si había algo que no se podía permitir en este momento era parecer una mujer desvalida y vulnerable.

Esteban se sentó enfrente de ella, con cierta parsimonia, parecía tranquilo y dispuesto a charlar tranquilamente: - Laura, llevamos muchos años juntos, hemos vivido épocas difíciles y momentos muy buenos, hemos luchado codo con codo para montar este despacho y sacarlo adelante y ahora no me gustaría tirar por la borda todo lo que hemos conseguido a lo largo de este tiempo, incluidos los lazos que se han ido creando entre nosotros.

Ya me he enterado de la muerte de Arturo Hidalgo, él sabía que esto podía ocurrir, tenía un presentimiento al respecto, por eso me dejó una copia de su testamento, donde me nombra Administrador de todos sus bienes a la espera de que su hija aparezca o sea declarada fallecida.-

Esteban hizo una pausa a la espera de algún comentario de Laura, pero éste no se produjo y reanudó su monólogo

- Es una oferta que no puedo rechazar, a estas alturas de mi vida, esto es un reto que ha despertado en mí sensaciones que tenía olvidadas. Me ha inyectado una dosis de ilusión que hace tiempo que ya había perdido…. Me voy a las Bahamas, Laura, al fin y al cabo aquí ya no me espera nadie. Mis hijos ya han volado del nido y mi matrimonio entró hace tiempo en una vía muerta, Choni se ha refugiado en el cuidado de su madre y estoy seguro que va a vivir mi partida como una liberación. Después de todo, su estatus se va a mantener intacto, porque no nos vamos a separar, incluso puede presumir delante de sus amigas de que a su marido le han encomendado una difícil tarea en Las Bahamas y no sabe cuando volverá.-

Esteban dejó asomar una agria sonrisa y prosiguió:

- Tu te sobras y te bastas para manejar el despacho, los empleados te aprecian a ti bastante más que a mí, y en poco tiempo se olvidarán de mi. Te lo dejo todo, entenderás justo que lleguemos a un acuerdo de pago por mis derechos sobre este negocio ¿no? –

Laura seguía en silencio, con la espalda recostada sobre su sillón de piel, sin dejar escapar ni una mueca, ni un gesto, ni un sentimiento, como si el discurso de Esteban no estuviera dejando ninguna huella en su interior, como si ya no le quedara capacidad alguna para asombrarse, aunque ella no sabía que en casa le esperaba aún una última sorpresa.

(Continuará…….)

2 comentarios:

Beatriz dijo...

¿nos quieres sorprender hasta el final eh? Hasta ahora ten por seguro que así ha sido.

Espero impaciente.

Besos

ESPERANZA dijo...

¡ya no queda nada!!!! ¡estamos en la recta final!!!!!!
¡no os mováis de aqui, que esto se acaba!!!!

Besos