EL SUSURRO DEL DUENDE (61ª entrega)

Alía


No quiso ni desayunar, Laura quería resolver el enigma cuanto antes, desde hacía unos días tenía una sensación extraña, como si estuviera en el centro de un círculo que poco a poco se iba cerrando, hasta que se convertía en una especie de agujero negro que la engullía. Necesitaba trascender ese mal presentimiento, antes de que se hiciera realidad. Se encerró en el despacho para concentrarse en la jurisprudencia del día 25 de octubre de 2004, día en que nació Diana, pero necesitaba las pistas escritas por Roberto para acotar la búsqueda.

Salió en busca de él, pero no lo encontró, en su lugar halló a Chelo, a la que percibió un poco alterada. -¿Ocurre algo?- le preguntó a la extremeña.

- ¡Que va a pasar! ¡Pos nada! – dijo encogiéndose de hombros, pero Laura percibía su nerviosismo y volvió a insistir - ¿Seguro que está todo bien? -

- ¿No le digo que sí? – respondió la asistenta, siguiendo a Laura con el rabillo del ojo.

- ¿Ha visto a Roberto? –

- No, no, no, yo no he visto a nadie – contestó Chelo exculpándose.

Laura volvió al despacho intentando recordar las palabras que el duende había dicho: " lugar de paz", "diablo" y "antiguos tratados", esas eran las ideas a perseguir que le sonaban. Se puso manos a la obra y le salieron 245 sentencias de ese día, acotó la búsqueda con las palabras : "lugar de paz", "diablo" y "antiguos tratados", y no le salió ninguna. Se puso pacientemente a leerse una a una todas las sentencias.

¿Dónde diablos se había metido Roberto? .

(Continuará) .............................

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