EL SUSURRO DEL DUENDE (47ª entrega)

Don Gato

Eran las 9 de la mañana cuando Laura llegaba a los Juzgados de Plaza de Castilla.

Se preguntaba que diablos estaba haciendo allí. La maniobra que le había propuesto el abogado de Arturo Hidalgo no tenía ni pies ni cabeza.

¿Cómo iba a justificar que era la abogada del Sr. Hidalgo, si había sido ella la que había puesto a la policía sobre su pista? . ¿Cómo una mujer previsora como ella no había comprobado antes de salir de casa la identidad del abogado que la llamó?. ¿Sería una trampa? Pero.... ¿Quién le tendería una trampa y para qué?.

Debía llevar escrito en su cara todas estas dudas, porque en el control de entrada fueron especialmente puntillosos a la hora de permitir su acceso a los calabozos y al juzgado de guardia.

- Soy la abogada de Arturo Hidalgo, vengo a asistirle en su declaración judicial - dijo Laura asomándose al despacho donde una oficial de justicia aporreaba el teclado de un ordenador.

- Menos mal – respondió la oficial – Llega con mucho retraso. Su Señoría está que echa humo, ya iba a pedirle un abogado de oficio.

Pasaron tan sólo unos minutos hasta que condujeron a Arturo Hidalgo al despacho del juez, y le pidieron que pasara, pero a Laura se le antojaron horas, sentía sus pulsaciones en la sien y una mezcla de nerviosismo y angustia se instaló en la boca de su estomago.

El juez no levantó la cabeza del expediente cuando Laura entró y antes de que ésta tomara asiento, Su Señoría tomó la palabra:

- Digame, Señora Letrada ¿Cómo es posible que haya sido usted la artífice de esta detención y ahora venga a defender los intereses del detenido? ¿A que está jugando? ¿Lo suyo es arrepentimiento u osadía?

Y sin darle tiempo para contestar se dirigió a Arturo Hidalgo y le preguntó : -¿Y usted, qué? Ayer tenía otro abogado y hoy ¿cambia de Letrado y nombra a su verdugo?- ¿Me pueden explicar que está pasando aquí? –

Cuando Laura intentó contestar, el Juez le cortó en seco y dijo – Mejor no quiero saberlo, voy a estimar el habeas corpus, así que el detenido queda en libertad, sin cargos- -Pero les advierto que la administración de justicia no es un juego y no está para satisfacer sus caprichos-

La oficial de justicia se acercó a Arturo Hidalgo y le indicó que tendría que esperar un poco hasta que estuviera preparada toda la documentación para poder salir, momento en que Laura aprovechó para pedirle entrevistarse con su defendido.

- Pero si sale libre, pueden hablar todo lo que quieran en la calle-

-Prefiero hacerlo aquí, tengo prisa y no puedo esperarle a la salida – contestó Laura.

La oficial se encogió de hombros y les acompañó hasta una pequeña sala cuyo único mobiliario eran dos sillas, les invitó a entrar, cerró la puerta tras ellos y se alejó murmurando.


(Continuará) .........................

2 comentarios:

Beatriz dijo...

Ya estamos todos de vuelta hasta la novela se ha tomado vacaciones !!!, se ha echado de menos ¿que nos deparará?

Siiii, ya se paciencia pero a veces me invade la impaciencia.

Besos.

ESPERANZA dijo...

Tranquila que ya he cogido el ritmo otra vez.