ALREDEDOR DE LA HOGUERA

Gustavo Fariña


Todo empezó anoche con la hoguera. Fue el pistoletazo de salida para los festejos del pueblo.

Cuando era niña, las Fiestas eran la atracción del verano, casi vivía por y para ellas. Ahora es todo lo contrario, estoy deseando que acaben para que las orquestas contratadas se vayan por donde han llegado y se lleven consigo ese ruido infernal que les acompaña y que espanta a los corzos, a los jabalíes e incluso a los osos y arrebata por unos días la paz de este recóndito lugar del planeta.

Sin embargo, hay algo de ellas que me gusta y es comprobar como las nuevas generaciones van mejorándolas año tras año, ofreciendo cada vez nuevas y sugerentes actividades dentro del programa de fiestas.

Compruebo con gran satisfacción como mis hijos se implican en la organización de las mismas, cada uno en la medida de sus posibilidades, y renace en mí la esperanza de que mañana, ese compromiso se extienda a otros ámbitos no tan lúdicos pero igualmente importantes, e integren en sus vidas la necesidad de colaborar desinteresadamente allí donde se precise.

Confío en que mi discurso machacón, dé algún día sus frutos y se conviertan en personas solidarias y socialmente activas. Confío en que no sean de los que se dejan querer, sino de los que aman profundamente; de los que se beben la vida a sorbos y no de los que la ven pasar sin ni siquiera probarla; de los que dan lo mejor de sí mismos sin esperar nada a cambio.

Serán lo que quieran ser, pero................. por pedir que no quede.

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