VIVOS EN DIEZ PALABRAS

Licor de mandarina

En un programa radiofónico que se precie siempre hay un apartado de peticiones del oyente, yo no voy a ser menos y dando respuesta a las sugerencias de algunos de mis fieles lectores, hoy vamos a hablar de los “Vivos” utilizando las diez palabras más votadas para candidatas a la palabra más bonita del castellano.

Los vivos son una especie en expansión, están por todos los sitios, se reproducen por esporas, diría yo, allí donde hay algo que arrebañar (palabra más votada como la más bonita del castellano ¡lo que nos quedará por ver!), allí están. Tienen una gran habilidad para venderte gamusinos (segunda palabra más votada como la más bonita del castellano ¡dios mío!) y son auténticos expertos en medrar a costa de otros.

En cuanto te descuidas se instalan, con sus cachivaches (tercera palabra más votada para el ranking de la más bonita del castellano ¡nos vamos entonando!) y sutilmente, al principio, y descaradamente, al final, succionan de tu vida todo lo que les reporta beneficio en la suya. ¿Quién no tiene en su entorno algún “vivo”?

Este país se está convirtiendo en una república (cuarta palabra más votada buscando la más bonita del castellano ¡y yo que creo que la gente vota el sentido y no la palabra....!) bananera llena de vivos, sólo tenemos que coger los periódicos, caso Gürtel, los trajes de Camps, las andanzas de Jaume Matas, pero esto no es nuevo, no, ya en la época del franquismo nos estrenamos con el Caso Matesa o el Caso Sofico, luego los socialistas no anduvieron a la zaga, Caso PSV, Filesa, Juan Guerra, Roldan, Kio, Ibercorp, y es que yo creo, que no depende del color político sino de la catadura moral del sujeto.

Todos somos susceptibles de convertirnos en unos vivos, tan sólo es necesario que la oportunidad llame a nuestra puerta y se ponga a tiro el dinero fácil, es parte del sueño (quinta palabra más votada) lo demás viene por añadidura.

¿Quién no devuelve favores que ha pedido previamente? Miro hacia el infinito (sexta palabra más votada) y no veo ninguna mano levantada.

¿Quién no se convierte en un tragaldabas (séptima palabra más votada) cuando se trata de tirar de la cesta común y no de la propia?.

Escasean los que priman su libertad (octava palabra más votada) y su dignidad ante una sustanciosa mordida, y encima son tachados de tiquismiquis (novena palabra más votada) en esta sociedad de “vivos”. Todo se reduce a una cuestión de precio.

Por eso, yo me pregunto ¿estamos o somos vivos?

Al final, no merece la pena armar tanto bullicio (décima palabra más votada) para concluir que la tribu de los “vivos” se asienta entre los vivientes, los supervivientes, los malvivientes y los revivientes y no se ha descubierto todavía remedio eficaz para su erradicación.

3 comentarios:

Elena dijo...

También es cierto que hay países más corruptos que otros.
España sigue siendo un país corrupto, pero no tanto como lo fue en el pasado.
Por un lado es cuestión de inculcar valores, de educación (no sólo de instrucción). Por otra lado, es cuestión de mentalidad y esto sólo se cambia con el tiempo, con mucho tiempo. Y, por último, es cuestión de arbitrar mecanismos de control del poder, y en el sistema político español es una de las cosas que fallan.
Contra lo que no se podrá luchar es contra la naturaleza humana, por lo que "el aprovechado" siempre existirá.
La diferencia entre un país corrupto donde predominan los aprovechados y un país menos corrupto, es la aplicación de los puntos anteriores. Eso es a lo que hay que aspirar.

ESPERANZA dijo...

Yo tengo una visión menos optimista que la tuya. Coincido contigo en que fallan los mecanismos de control, pero además creo que el prototipo del "aprovechado" abunda en nuestra sociedad y necesitaríamos siglos de dedicación para erradicar esta actitud, y creo que lejos de dedicarnos, la estamos integrando.

Elena dijo...

Es verdad que todavía somos muy corruptos, estamos en la mitad superior del ranking de países corruptos. Cada nuevo escándalo es sólo la punta del iceberg. A la prensa llega lo que se puede demostrar cuando hay interés en luchar con ello. Creo que todos podríamos contar varios casos, pequeños o grandes, en donde por desidia, miedo u otros motivos no se tira de la manta.
El cambio es muy lento porque las mentalidades pesan mucho.
Cuando yo decía que somos menos corruptos que antes, pensaba en el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, más o menos. Porque una dictadura, que ocupó casi toda la segunda mitad del siglo XX, es un sistema corrupto en sí mismo. Ese ese (gran) espacio de tiempo sí se notan las diferencias. Aunque algo quede.