COMO UN LAMENTO (36ª Entrega)

Imagen: Deniman.- Galeria Flickr

Iba transcurriendo la mañana y Ángeles no daba señales de vida. Arturo había pasado en varias ocasiones por el pasillo donde se encontraba su despacho y había visto que no estaba, por lo que decidió llamarla por teléfono. Al otro lado encontró una voz distante y ausente que, no obstante, parecía la de Ángeles.

-Soy Arturo, no se si te pillo en buen momento -

Si, si, dime – contestó ella al tiempo que caía en la cuenta de que se había comprometido a darle una respuesta hoy.

No se si te has pensado la propuesta de ayer- insistió él y esperó la respuesta de ella.

Ángeles titubeo al otro lado: - La verdad, es que...... mira es que....... me están pasando tantas cosas que ......-

- Ángeles ¿estas bien?- preguntó Arturo. -

-Pues no lo sé, no se si estoy bien, ni tan siquiera sé si estoy, en fin, te soy sincera, no he pensado en tu propuesta-

- No te quiero presionar, pero necesito una respuesta, tengo que solucionar ya el tema de la gestión – dijo él con cierto desánimo.

- Mira, primero tengo que ver como se resuelve mi despido y después podemos hablar de las condiciones, una vez que conozca tu proyecto, si me convence y tengo el dinero de la indemnización, a lo mejor podemos valorar que yo entre como socia. – Ángeles se sorprendió de sus propias palabras ¿por qué había dicho eso? ¡si no había pensado en ello!

Arturo también se sorprendió, pero no obstante le contestó: “Bueno, todo se puede hablar, ¿te parece que quedemos mañana viernes a cenar?

-Mañana no puedo, tengo una cita- respondió Ángeles. Arturo tenía muchas posibilidades , desde que apareció en escena, de ser el personaje misterioso que la había citado en el café Vestal, hasta que ella descubrió, la noche anterior, el libro del atril en casa de Nacho.

-Si, no me daba cuenta que yo también he quedado mañana, ¿qué tal si comemos el sábado?-

- De acuerdo- contestó Ángeles –Hasta el sábado entonces-

Apagó el teléfono y se quedó parada en medio de la calle ¿cómo se le había ocurrido decirle a Arturo que a lo mejor entraba como socia en su empresa? ¿Quién era esa castañera que le había dado esa consigna tan extraña? ¿Dónde estaba Marta, porqué se había ido de la cafetería sin decirle nada ¿ ¿Por qué había montado Nacho todo este montaje del poeta urbano?.

Su vida que, hasta ahora, había transcurrido a cámara lenta, estaba cogiendo carrerilla y la llevaba sin resuello, con la lengua fuera.

Continuará.............................

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