COMO UN LAMENTO (30ª entrega)

Foto: eperales

No se concentraba en la lectura, a pesar de que la novela había atrapado su atención desde el principio con ese personaje misterioso que no acababa de despojarse de la máscara. No conseguía pasar página, todos sus sentidos estaban puestos en los sonidos que llegaban del salón.

Oía los lamentos de su madre, las voces de sus hermanos, a veces conciliadoras, a veces imperativas, oyó pasos en el pasillo y la puerta de la calle abriéndose y cerrándose rápidamente. Dedujo que su madre estaba sola, pero Ángeles no tenía ninguna intención de ir a hacerle compañía.

Necesitaba tomar el aire, decidió irse a respirar el frío de la noche. Cuando estaba a punto de salir por la puerta, su madre se asomó desde el salón y preguntó ¿tu también te vas? . Ángeles se mordió los labios y salió de casa, sin contestar.

La noche estaba fría, Ángeles se subió las solapas del abrigo y empezó a pasear calmada y serenamente sus dudas, sus deseos y sus miedos. Todo el abanico de seguridades que cubrían su vida habían desaparecido y a pesar de ello sentía una fuerza que nunca había tenido. Apenas pasaban coches y la calle estaba casi desierta, tan sólo ella y un hombre paseando a su perro.

¿Ángeles? dijo el hombre del perro, cuando ella pasó a su lado. Se dio la vuelta y el desconocido le preguntó ¿no me conoces? . Llevaba la cabeza cubierta por un gorro de lana y la nariz y la boca tapados con una bufanda, era casi imposible poder saber quien era.

El desconocido se despojó del gorro y se bajó la bufanda. ¿Nacho? dijo Ángeles con sorpresa ¿Eres Nacho?

Continuará........................................

0 comentarios: