COMO UN LAMENTO (18º entrega)

Galería Flickr

Se sentía fuerte, no sabía porqué extraño mecanismo había pasado de estar bloqueada por el miedo, a sentir una extraña fuerza que emergía de su interior, y que tanta falta le hacía para encarar las nuevas situaciones que se le estaban presentando. No le apetecía volver a casa y tener que contarle a su madre las novedades surgidas, pero esa energía que manaba de dentro le hizo pensar: “Los malos tragos cuanto antes se pasen mejor”.

Entró en el portal y llamó al ascensor mientras aprovechaba la espera para comprobar si había cartas en el buzón. Entró en el ascensor y pulsó el botón del cuarto. Cuando la puerta se cerró, se dio cuenta del olor, era el mismo aroma que impregnaba la nota que venía con las orquídeas. No había duda, él había estado allí. Pero ¿para que habría ido? ¿se lo encontraría en casa?.

Nada más abrir la puerta de casa aspiró el aire de la entrada en busca de su huella, pero no encontró rastro de él. En el salón estaba su madre, que con actitud digna y altanera, le echó una mirada de reojo, sin, ni tan siquiera, saludarla.

Ángeles tampoco le dio un beso, ni la saludó, directamente le preguntó: “¿Ha venido alguien hoy o ha traído alguna persona un paquete para mi? ” Doña Elvira aprovechó la ocasión para descargar toda su ira contra su hija y sin mirarla le respondió: “Mira que eres ilusa, te crees que porque un día te manden unas flores, te van a hacer regalos todos los días. “ No obstante Ángeles insistió:" ¿Ha preguntado alguien por mi, si o no?". Su madre le lanzó una mirada despectiva y le contestó: ¡por supuesto que no!.

Había decidido dar el asunto por zanjado, cuando su madre empezó la ofensiva de nuevo: “Todavía estoy esperando una explicación sobre como te comportaste conmigo anoche y también estoy esperando tus disculpas, que creo que me las debes”

No estaba dispuesta a caer en sus redes una vez más. “Mamá, no voy a entrar en tu juego, tengo otros problemas más importantes: Me han despedido”. Doña Elvira mudó la expresión de su rostro, permitiendo que la sorpresa se impusiera sobre el desprecio y tras unos instantes exclamó: ¿Y de que vamos a vivir ahora?.

-¿De tu pensión?- replicó su hija con una mordaz ironía. Su madre contestó suavemente: “ya sabes que mi pensión esta destinada a pagarme una residencia el día de mañana, cuando no tenga quien me mire a la cara”.
En el rostro de Ángeles se dibujó una amarga sonrisa, al tiempo que le decía: “Tienes dinero ahorrado suficiente para pagarte diez años en una residencia” “yo creo que ya está bien, ahora me toca empezar a vivir a mí” “así que a partir del mes que viene tu pensión va al saco común, ¿estamos?”. Doña Elvira no daba crédito a las palabras de Ángeles, ni ella misma se creía capaz de hablarle así a su madre, pero lo había hecho.

“Hija mia, últimamente no pareces ni tu sombra” contesto Doña Elvira ¿No tendrá algo que ver ese chico con el que sales que te manda flores? ¿Quién es?.

“Eso me gustaría saber a mi” respondió Ángeles mientras se refugiaba en su habitación.

Continuará.......................

0 comentarios: