COMO UN LAMENTO (16º entrega)




Llamó a la puerta del despacho de Nicolás y una voz desde el otro lado, le invitó a entrar. Alrededor de la mesa de juntas estaban sentados Nicolás y Ana Pineda. Fabo permanecía de pie, de espaldas a la mesa, junto a la ventana, con la mirada perdida hacía los coches que circulaban por la calle.

“Angeles, siéntate por favor” le indicó Nicolás, y acto seguido empezó su discurso bajo la atenta mirada de Ana Pineda: “ No te descubro nada nuevo si te digo que la situación de la empresa es desesperada. Nadie sabe mejor que tu que nuestras cuentas arrojan resultados negativos y no nos queda más remedio que adoptar soluciones que nos ayuden a superar esta crisis, aun cuando algunas sean muy dolorosas para mi hermano y para mi”.

Ángeles observaba atentamente a su interlocutor, pensando para sí “¡como puede ser tan falso!. La abogada permanecía en silencio y Fabo seguía dando la espalda a la mesa de juntas.

Nicolás prosiguió:” Nos vemos obligados a prescindir de tus servicios, porque no podemos soportar el coste económico que supone tu puesto de trabajo, y hemos decidido externalizar las funciones que tu realizas, y a partir de ahora las va a llevar una Asesoría Fiscal,”

Extendió la carta a Ángeles y ésta la cogió con una actitud digna y desconfiada. Mientras la leía, bajo la atenta mirada de Ana y Nicolás, se sorprendió de lo tranquila que estaba y por primera vez en mucho tiempo se sintió con la energía necesaria para encarar la desagradable situación que estaba viviendo.

“No pretenderás que me crea todo esto” dijo tirando despectivamente la carta hacia donde estaba sentado Nicolás. La sorpresa le dejo perplejo durante unos instantes y dirigió su mirada a la abogada invitándola a hacerse cargo de la situación.

Ana Pineda tomó la palabra: -Mira yo te explico.- Ángeles no la dejo seguir: “No me tienes que explicar nada, lo he entendido perfectamente, con la excusa de la crisis, se deshacen de mí, por cuatro duros que , por lo que dice la carta, ni tan siquiera me van a pagar ahora.”

La Letrada intentó volver a tomar la palabra, pero en su lugar lo hizo Nicolás. “Mira, no te voy a tener en cuenta lo que acabas de decir, porque estas muy nerviosa, pero no voy a admitir que sigas dirigiéndote a nosotros en ese tono”.

Ángeles esbozando una sonrisa irónica dijo: “Nunca he estado tan tranquila” mientras alcanzaba la carta y tras firmarla ponía de su puño y letra “No conforme”. Después se levantó y dijo: “Ya nos veremos en los Tribunales”. Con ella se levantó Ana Pineda que se le acercó, le dio dos besos, que sintió sinceros y le susurró al oído: Que tengas suerte.

Cuando ya estaba en el pasillo, oyó la voz de Fabo a su espalda: “Ángeles espera”. Se paró en seco, él la alcanzó y se puso delante: “Quiero que sepas que yo me he opuesto siempre a tu despido, pero mi hermano se empeñó y ahora tiene la mayoría, hace una semana le he vendido una parte de mis participaciones en la sociedad. No sabes lo mal que me siento.” Ángeles le miró con desprecio y respondió: “Ya no tiene remedio” y siguió por el pasillo hasta que desapareció tras la puerta de su despacho.

Carmen la interrogó con la mirada “Ya esta, estoy despedida, como Matias, dentro de un mes, en la calle y sin indemnización” fue la contestación de Ángeles.

"No creí que se atrevieran a llegar tan lejos" dijo Carmen. “Pues ya ves que sí” replicó Ángeles mientras revisaba su bandeja de entrada en busca de respuestas. No había ningún mensaje nuevo.

Todavía no se creía que hubiera hecho frente a Nicolás, incluso se había quedado con ganas de haberle dicho más cosas, pero su educación y su carácter contenido se lo habían impedido.

¿Por donde empezar? Tenía mucho que hacer y muy poco tiempo, buscar a un abogado que defendiera sus intereses....................hacerse con todos los datos económicos de la empresa que necesitaría para su defensa, antes que le retiraran la posibilidad de acceder a ellos.............. Estaba dispuesta a ir a por todas.

Continuará.....................................

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