COMO UN LAMENTO (13ª entrega)



Tan sólo pasaron unos segundos hasta que la pantalla del ordenador mostró la leyenda que Ángeles ávidamente buscaba:

Cuenta la mágica historia que en una hermosa mañana en la costa de Java una diosa cubierta con un chal se hizo presente. Paseaba en un bosque en el que abundaban robles, castaños y sándalos y la luz solar se filtraba delicadamente entre sus ramas.
Al anochecer la femenina figura desapareció y en una de las ramas dejó su prenda. El chal lleno de su esencia divina se convirtió en una deslumbrante flor, la orquídea tan misteriosa y delicada como la diosa.
Ciertos hombres necios incapaces de ver todo lo que transmitía la flor la pisaron y la dejaron en el suelo sin piedad alguna. La planta lógicamente murió.
Pero la diosa no iba a permitir tal injusticia por eso hizo que los restos de la marchita flor se convirtieran en fértiles semillas para que desde ese momento todos los hombres pudieran admirar a esta nueva especie y para que aquellos mortales que logran ver más allá de sus propios ojos reconocieran en ella su visita fugaz a la tierra.”


La leyó repetidas veces, para no perderse ninguno de los mensajes que recogía y antes de que pudiera evitarlo, se encontró evocando uno de los muchos momentos felices vividos junto a su padre. El siempre se refería a ella como si fuera una diosa y siempre le decía que el hombre que la amara de verdad, la trataría como tal. Le echaba tanto de menos que le dolía su recuerdo.


Sacudió su cabeza para intentar alejar de ella la memoria de su padre y el dolor de su ausencia y procedió a entresacar las frases que le parecieron más significativas del texto que tenía delante: la orquídea tan misteriosa y delicada como la diosa......................... Ciertos hombres necios incapaces de ver todo lo que transmitía la flor la pisaron y la dejaron en el suelo sin piedad alguna. La planta lógicamente murió..................................... aquellos mortales que logran ver más allá de sus propios ojos reconocieran en ella su visita fugaz a la tierra.

La leyenda le devolvía una y otra vez al recuerdo de su padre, a las veces que él le recordaba que las diosas eran invisibles para los mortales y cómo sólo algunos hombres eran capaces de descubrirlas y de amarlas.

Fuera quien fuera quien le había mandado estas flores con esta nota, era alguien muy cercano que la conocía bien.


Continuará .........................................

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay una cita que siempre me ha gustado y dice así: “ Es una enorme desgracia no tener talento para hablar bien, ni la sabiduría necesaria para cerrar la boca”.
Por supuesto no encaja contigo, más bien conmigo misma, que cada entrega me dejas mas sorprendida y sin palabras por tu talento y sabiduría.
Besos.

ESPERANZA dijo...

No creo que lo mio sea talento, ni mucho menos sabiduria, tan sólo es afición, e incluso, a veces se convierte en pasión.

Gracias de todas formas.