LA DIVINA PROVIDENCIA


La semana pasada me llegó una providencia (término judicial que denomina una comunicación de un Juzgado, lo aclaro para que se vea que no tiene nada que ver con la divina) donde me comunicaban la fecha de un juicio, concretamente estaba señalado para el 27 de septiembre. Al principio sólo reparé en el día y en el mes, y me dispuse a apuntarlo en mi agenda, fue Ramón, compañero de fatigas y de profesión, el que me puso sobre aviso, era para el 27 de septiembre de 2012.

Era obvio que tenía que ser un error. Con todo y con ello, llamamos al Juzgado para confirmarlo. “Pues no, no es un error, la fecha es correcta, es para 2012” contestaron. No daba crédito a lo que acababa de oír, y es que en esta profesión no terminas nunca de sorprenderte.

Entonces caí: ¡¡Claro!! ¡¡Que listos son nuestros Magistrados!!! ¡¡Como no me he dado cuenta antes!!

Si desde que interpones la demanda hasta que se celebra el juicio pasan más de tres años puede ocurrir que en este tiempo se te haya solucionado el problema, luego el conflicto no era tal y no te hacía falta la intervención de un Juez, y adaptando el lema de un célebre humorista “No es por no juzgar, pero juzgar por juzgar es tontería”.

También puede ocurrir que pasados tres años el problema siga ahí, e incluso se haya agravado y entonces, efectivamente tienes un lío de narices, digno de un pleito y de ser juzgado. Agotadas todas las vías posibles, a Su Señoría no le queda más remedio que ponerse a trabajar.

Me ahorro las múltiples soluciones colaterales que se pueden producir, como que una de las partes se muera, o que el otro le mate, o que se coman la vaca que se disputan en una merendola, o que a la vaca se la trague la tierra y entonces ni para ti ni para mi, etc….en todas ellas, el conflicto se resuelve sólo, sin intervención judicial.

Podía hacer yo lo mismo en el despacho, cuando me llame un cliente para pedir cita, angustiado por su problema, que dice quitarle el sueño y no dejarle vivir, le digo que venga dentro de tres años, así descubriré si realmente era un problema o se quejaba de vicio. Claro que en este caso, el cliente se puede buscar otro abogado, que es lo que, sin lugar a dudas, hará, mientras que el Juez es como la familia te viene impuesta y no te puedes librar de ella ni cambiarte a otra.

Lo que son las cosas, he empezado diciendo que el señalamiento del juicio no tenía nada que ver con la providencia divina, y ahora me doy cuenta de que no es cierto, gracias a ella ocurren muchas menos desgracias de las podrían producirse como consecuencia de esta in-justicia lentísima e ineficaz que nos ha tocado vivir.

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