PREGUNTAS VITALES

¿Porqué cuando vamos a la panadería, a la pescadería o a la carnicería, y hay gente esperando, preguntamos quien es el último, cuando sabemos que somos nosotros?

¿Por qué cuando alguien se viste de forma distinta a la nuestra, piensa de manera diferente y tiene costumbres que nos resultan ajenas, le etiquetamos de espécimen raro? ¿Por qué no somos nosotros los raros?

¿Por qué cuando nos duele algo, nos llevamos enseguida la mano a la zona de dolor?

¿Por qué cuando intentamos recordar , cerramos los ojos?


Preguntas, nuestras vidas están llenas de preguntas, algunas con respuestas, otras sin ellas.

Preguntas, como las anteriores, curiosas pero no trascendentales.

Pregunta estrella como la siguiente, que se presenta en nuestra vida de la mano de la pérdida de un ser querido, de la pérdida del trabajo, de la aparición de una enfermedad ó de cualquier hecho traumático y doloroso, y que nos sumerge en un bucle estéril:


¿Por qué me ha pasado a mí esto? ó ¿Por qué me tiene que pasar a mí?


Preguntas que nunca nos hacemos, a pesar de que son la brújula para andar el camino de la vida:

¿Para qué me ha pasado a mí esto? ¿Qué es lo que tengo que aprender de lo ocurrido?

Dicen los grandes sabios que el sendero de la vida está lleno de señales que nos indican cual es nuestro camino y en él están las respuestas a todas nuestras preguntas, tan sólo hay que estar despierto y atento.

Fácil ¿verdad?, sobre todo si viajamos ligeros de equipaje, como apuntaba Machado, en cambio, si nos empeñamos en cargar con una maleta llena de prejuicios, apegos y resistencias, el trayecto se nos puede convertir en un infierno.

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