JUICIOS TENGAS Y LOS GANES

Entre la falta de licencia para cazar del Ministro Bermejo, la sanción del Juez Tirado, la crisis de ansiedad del Juez Garzón y la huelga de jueces, estamos apañados con el mundo de la justicia.

Ninguno de ellos es digno ni de nuestra misericordia ni de nuestra compasión ni tan siquiera de nuestra comprensión, porque los que verdaderamente sufrimos los estragos del sistema, somos los ciudadanitos de a pie y los abogados del foro que vivimos en vivo y en directo el caos de la justicia.

Juicios que se suspenden de improviso, asuntos que se dilatan sine die porque la funcionaria que lo lleva está de baja desde no se sabe cuando, Juzgados semi-parados por no tener Secretario Judicial, litigios que pasan de mano en mano y de juez en juez, sin que ninguno se atreva a poner el cascabel al gato......... y cientos y cientos de despropósitos y sinrazones que padecemos diariamente los que frecuentamos este burdel, perdón, quería decir, este cuartel de la ecuanimidad y la legalidad.

Y ya no hablamos de los pobres abogados de oficio, que no cobran desde hace un año, porque no llega la partida correspondiente del Ministerio de Justicia. Esto es vocación y lo demás es cuento, porque pasar por las penalidades que pasan, defender en muchas ocasiones lo indefendible y cobrar tarde, mal y nunca, honorarios que no cubren ni una mínima parte del trabajo que realizan, es lo más parecido a un voluntariado social impuesto.

Lo peor de todo es que esto no tiene remedio, por lo menos yo no lo veo, porque subir el sueldo a Sus Señorias no va a redundar en un mejor servicio para el ciudadano, el juez que trabaja y cumple, va a seguir haciéndolo aunque no le aumenten sus emolumentos, y el Juez que se pega la gran vida y no da ni chapa, va a seguir en esta tónica aunque le aumenten el salario.

Como tantas cosas en este pais, la solución pasa por un cambio social profundo, desterrando la cultura del pelotazo, y arrimando el hombro todos y cada uno de nosotros (he dicho todos) en la parte que nos toca, desempeñando nuestro trabajo con absoluta dedicación y responsabilidad y desterrando el cada vez más frecuente: “.¡para lo que me pagan!” . Si los abogados de oficio pensaran eso, la justicia estaría vetada para la gente sin recursos.

Mientras llega y no llega el cambio social, la maldición de la gitana cobra vida y se convierte en lo peor que hoy en día te pueden desear: “Juicios tengas y los ganes”.

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