EL PESO DE LA CULPA


(A Miguel Ángel)


Nunca me ha gustado esa palabra y he procurado por todos los medios desterrarla de mi entorno, pero a pesar de ello aflora a menudo con fuerzas renovadas procedentes de la capa más profunda del inconsciente.

Generación tras generación sufrimos y transmitimos este sentimiento maldito, y lo utilizamos como un ingrediente habitual en nuestras relaciones. Y es que hemos convertido la culpa en un magnifico comodín, para mortificarnos o liberarnos, según proceda.

Así la hacemos nuestra cuando en la Iglesia, con golpes de pecho recitamos “por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa”. La utilizamos para liberarnos cuando trasladamos a los otros los problemas que no somos capaces de resolver “por tu culpa yo me siento fatal” o como evasor de responsabilidades como decía Serrat en su canción “la culpa es del otro si algo le sale mal”.

Es evidente que la culpa tiene múltiples aplicaciones pero sobre todo es un instrumento eficaz de dominación del individuo a través del miedo.

Ya se, Miguel, que tu sentido de la culpa y el mío no tienen nada que ver, para ti es necesaria, para mi es indeseable, para ti es una parte esencial del código moral, para mi un lastre de nuestra educación que necesitamos trascender.

La culpa sirvió en bandeja la polémica y el debate en tu casa en un ambiente acogedor y distendido, evocando las tardes de los viernes en el bar de Javi y se convirtió en el testigo directo del reencuentro entre viejos amigos.

Por una vez, sólo por esta vez, Miguel, estoy dispuesta a aceptar que por tu culpa, disfruté de una magnifica velada.

1 comentarios:

Mar dijo...

La culpa, la culpa.... ¿Cuántas veces no nos sentimos culpables o queremos hacer culpables a los demás?

LA CULPA, es el mal de vivir, es la base del sufrimiento humano. El mito del dragón.

El sufrimiento es la ruptura de la chispa divina que hay dentro de cada uno de nosotros suponiendo una crisis de crecimiento espiritual (crisis de consciencia).

La reconciliación pasa por redescubrir esta chispa divina y no por la autoflagelación.

¿Y si un día no existiera la culpa?, ¿cómo sería un mundo redimido de ese lastre? ¿Insoportable? ¿un paraíso?, ¿se acabó el trabajo de jueces y abogados?, ¿a nuestro yo criticón se le acabó la fuente de inspiración?.

Me imagino un mundo mejor en el que
Daño-Juicio-Culpa-Castigo
se sustituye por
Daño-Aprendizaje-Evolución