CARTA ABIERTA A UN MAGISTRADO



Con la venia de Su Señoria:




Disculpe mi atrevimiento pero necesitaba hacerle saber que los que vivimos al otro lado del estrado y unos peldaños más abajo que vuestra Ilustrísima, sufrimos diariamente los estragos de eso que usted imparte y a lo que le llama justicia, y es que, Señoría, con los debidos respetos, se ha vuelto usted a equivocar.

No seré yo quien ponga en tela de juicio su formación y experiencia, pero si soy yo, la que, a la vista de los resultados, cuestiona su forma de administrar justicia. Probablemente, usted piense que yo soy una vulgar leguleya, victima de una terrible pataleta por no haber conseguido la sentencia que perseguía, pero se equivoca, se vuelve a equivocar usted, Señoría, salta de error en error.

Permítame que le recuerde que usted el mes pasado en una sentencia, se sacó de la manga 10 años de antigüedad que le regaló a un trabajador, al que evidentemente, le puso en casa, y su error fue el que determinó el sentido del fallo (nunca mejor dicho) de la sentencia.

Advertido del patinazo por esta irreverente Letrada y a regañadientes, ha reconocido usted la evidencia y la metedura de pata, pero lejos de dar su brazo a torcer, ha dictado nueva resolución donde corrige su falta y esta vez, para conseguir que la sentencia no varíe, se saca de la chistera la ausencia de una prueba. Perdóneme pero se le ha visto el truco, la prueba que dice usted que falta, esta en el expediente de este caso, delante de sus propias narices. Y ahora ¿qué hacemos? ¿qué le digo yo al cliente? Mejor le digo que vaya a verle y se lo cuenta usted ¿qué le parece?

Señoria, de verdad le digo que esto no es serio, no le pido que me de la razón, le pido que haga su trabajo y lo haga bien, que descienda de una vez por todas, al mundo de los mortales, reconozca su error y adopte las medidas oportunas para arreglarlo.


¿No cree, usted, Señoría, que a lo mejor, la diosa romana de la justicia lleva los ojos vendados para no ver lo que hacen algunos de sus hijos en su casa?.



Atentamente,

Fdo. Una humilde Letrada que se resiste a perder la fe en la justicia.







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