ATRAPAR EL TIEMPO

Cuando era niña, el tiempo avanzaba muy lentamente. Los días eran eternos, mi vida se concentraba en esperar: esperar a que llegaran las vacaciones, esperar a ser mayor, esperar a ser dueña de mi vida.........

A la vez que cumplía años, el tiempo se desperezaba e iba cogiendo ritmo, y así cumplí los ansiados dieciocho, pensando que cuando llegará a ellos, todo sería distinto, pero nada cambió.

A los veinte y durante su década, todavía era capaz de ver el tiempo pasar, pero cuando cumplí los treinta, los años decidieron tomar carrerilla, y me puse en los cuarenta en un suspiro.

Con los cuarenta llegó la necesidad de reflexionar al ver como las horas y los días volaban ante mis ojos, llevándose la vida prendida en sus alas y descubrí que el tiempo es la medida de nuestra presencia.

Me di cuenta que lo único real es el momento presente, y no podemos dejarlo escapar, hay que sumergirse en él y hacer que el reloj se arrodille a sus pies.

Vivir atado al pasado es esperar inútilmente a que pase el tren en una estación abandonada, mientras que renunciar al ahora por reservarnos para el mañana, supone cambiar la oportunidad por un sueño que, tal vez nunca tome cuerpo.

Todos los años, en esta fecha, pongo mi atención en el paso del tiempo, y le doy gracias a la vida que, como cantaba Violeta Parra, me ha dado tanto y le pido amor, salud y paz interior para seguir disfrutándola.

Hoy cumplo 46 años.

1 comentarios:

Mar dijo...

Feliz cumpleaños !!! me retrasé un pelín (no funciona tu gadget de la suscripción) :-) ... bueno, como tú bien dices sólo existe el aquí y el ahora así que cuando el quantum de nuestras vidas nos haga coincidir te tiraré 23 veces de cada orejilla.
Mil besos