LA CAJA DE PANDORA


Una semana dura, mil y un asuntos a los que dedicarme y ni un segundo para mi. Este es mi momento, el ordenador y yo, solos, una frente al otro, el teléfono descolgado, y yo abandonada en mi cansancio, me dispongo a abrir la caja de Pandora, esperando que de ella salgan todos los males que atenazan esta ocupada cabeza y este pobre corazón.

De la caja sale la mezquindad de los que ponen en tela de juicio el precio de tu trabajo, cuando ellos exigen más dedicación de la que realmente pagan.

Sale también la miseria del que se empeña en someter todo lo que da, a una estricta vara de medir, olvidando todo lo que recibe.

Sale a continuación el afán desmedido de organizar vidas y haciendas ajenas, cuando tenemos en estado ruinoso las propias.

Por último, sale la infelicidad disfrazada de bienestar, de los que necesitan convencer al mundo que su vida es un ejemplo a seguir, tan sólo para poder creérselo ellos mismos.

Cierro la tapa y la semana y como en el mito griego, tan sólo queda dentro la esperanza, como antídoto para superar los males que me atenazaban y que ahora están fuera.

Curiosa la coincidencia con mi nombre.

2 comentarios:

Mar dijo...

En ese momento en que verbalizas tus emociones y los posos que quedan de tantos encuentros se enciende una luz, la del amor, porque aunque sea patético el devenir de algunos humanos tú haces que la esperanza vuele más allá de las miserias.
Toma, un extracto del Prometeo Goethe, el único que dejó bien parado al maridito de Pandora y no todos esos dioses que disfrutan enviándonos infortunios !!

"¡No conozco nada más miserable bajo el sol
que vosotros, dioses!
Pobremente sustentáis con sacrificios
y aliento de oraciones
vuestra majestad,
y moriríais
si pordioseros y niños
no enloqueciesen de esperanza"

Cariños.

Anónimo dijo...

A veces ves tanta miseria y tan arraigada que, a duras penas eres capaz de vislumbrar la luz. Gracias por leerme y por tus comentarios