LA PERCHA DE MI TOGA


Siempre tuve claro dedicarme a esta profesión, no recuerdo haber tenido duda alguna en mi infancia ni en mi juventud al respecto. Las dudas han surgido en la madurez, y tras muchos años de ejercicio. Ahora que estoy en la cumbre de mi carrera profesional, me cuestiono mi vocación ¡hay que fastidiarse!.

A veces, cuando estoy sentada en el estrado, en medio de un juicio, escuchando el alegato del compañero contrario, o la monserga de Su Señoría reprendiéndome por sacar los pies del tiesto, me aíslo, por unos segundos, de lo que me rodea y me pregunto: ¿Qué estoy haciendo aquí?.

Yo creo que Thomas Hobbes estaba pensando en sus abogados cuando pronunció la célebre frase de : “El hombre es un lobo para el hombre” homo homini lupus. Y es que el mundo de los Letrados es una guerra de todos contra todos, colmada de la agresividad que produce la necesidad de ganar siempre.

Con todo y con eso, el cliente, a menudo no se conforma y te pide que le sirvas la cabeza de su oponente en una bandeja, para escarnio público del perdedor, y una, que ya peina canas en la profesión, y que ha visto muchas cosas y presenciado muchas miserias humanas, se resiste a entrar en ese juego reprobable.

¡¡Si mi toga hablara!!! De la percha de mi toga cuelgan mis vivencias en esta profesión en la que me dejo la piel día a día, y a través de la que busco incesantemente el equilibrio y la justicia.

A menudo encuentro historias de rencillas, odios y rencores que envenenan las vidas de los que los sufren y para las que no tengo antídoto. Si dispongo de remedios para aquellos que entienden que un acuerdo no es llevarse el gato al agua y ofrezco mi extenso catalogo de soluciones para los que están abiertos al dialogo.

En la percha de mi toga se aloja un magnifico observatorio del alma humana, que cada día me enseña algo nuevo sobre la vida y sobre los distintos caminos para recorrerla.




1 comentarios:

Mar dijo...

Yo creo que no hay nada más agradable que trabajar con y para las personas, se aprende tanto sobre la naturaleza humana que es irremediablemente causa de nuestra propia evolución. A veces quema y duele, y también sonríes...no hay fracasos, sólo aprendizaje.
Qué suerte tienes de hacer lo que haces !! y si esa duda existencial te sale al encuentro en momentos difíciles ya sabes que es muy útil, porque estoy segura de que cada vez que te planteas "qué hago aquí" es porque algo "bueno" está pasando y eso te hace crecer...¿o no?